Romeo
Yo era hija única de unos padres adorables y una
familia perfecta. Yo tenía todo lo que deseaba, pero una parte de mi no se
conformaba. Especialmente con mi nombre, así que prefería que las personas me
llamaran Julieta como mi personaje favorito de libro de William Shakespeare
Recuerdo esa tarde como si fuera ayer.
El viento soplaba con una fuerza intensa, se
aproximaba el invierno. Hoy era el día de gracia una de mis épocas menos favoritas
en todo el año. Mama había estado todo el día en la cocina con el chef perfeccionando
los platos culinarios, papa se mantenía ocupado viendo los partidos se baseball
de años anteriores y yo me encontraba
curiosa en mi habitación por la visita que vendría a comer con nosotros en este
día especial. Yo era muy diferente a las otras chicas de mi edad, tenía el
cabello negro largo como Rapunzel y rizado, tenía unos ojos color a madera
quemada y mi piel era morena parecida al
color de la arena. Mi cuerpo era imperfecto desde mi plano pecho hasta mis
piernas huesudas y era plana en todos
los sentidos.
Había escuchado como mi madre hablaba de los
Areiv, pero el apellido no me gustaba hacia que yo los llamaba los Montesco, mi
madre los describió como era, personas agradables, ricas e importantes en la sociedad.
Los Montesco se componían del señor Montesco un empresario importantes e
inteligente, la señora Montesco era ama de casa y cuida de sus hijos y tenía
dos hijos, pero para mí ellos eran Romeo y Cesar, ya que cuando escuche su
nombres parecía haber salido de un libro de trabalenguas. Nunca los había visto
en persona hacia que la curiosidad era más evidente en mi.
-Julieta -me llamo mi madre desde la cocina.
-Si -dije-Cuando había llegado.
-Hija mía vete arreglarte antes que lleguen los
Montesco -. Me ordeno mi madre.
Asentí y me fui arreglar.
Mi madre me
había comprado un espantoso vestido color rosa y me había ordenado que me lo
pusiera contra mi voluntad, al igual que unas sandalias horribles y de mal
gusto. Eso eran los peores recuerdos que tendría de mi niñez lo vestidos, que
te daban comezón y calor y las sandalias que cuando te daba el sol te quemaba
los dedos. Por lo menos me podía hacer el peinado que quería, dejar mi cabello suelto,
libre y hermoso. Cuando Salí hacia la estancia me sentía avergonzada con la
pinta que tenia con seméjate vestido.
Me senté en los muebles aburrida e intentando imaginar
a los Montesco, mi familia no era muy diferente a la suya. Nosotros éramos
ricos, sencillos, mis padres eran empresario y tenía una sola hija. No sé cuánto
tiempo estuve sentada en el sofá contemplándome las uñas de las manos…
-Julieta recibe a los Montesco -. Me ordeno mi
madre ya que la sirvienta no trabaja ese día
de hoy.
Me dirigí hacia la puerta y cuando cerré el puno
alrededor del picaporte sentí una corriente helada en mi piel .cuando abrí la
puerta los vi, el hombre era grande , fuerte , tenía un cabello largo y unos
ojos cafés, su esposa era muy guapa tenía el cabello rizado e indomable, tenía
una sonrisa trasquiladora y amigable, cerca de ellos estaban dos chicos el
primero que vi era flacucho, tenia pecas en el rostro y unos ojos negros como
azabache , el chico parecía haber estado pealando por el moretón que tenía en
el rostro, el otro chico era más alto que su hermano pude percibí que tenía un
aura madura y superior, tenía los ojos oscuro acercándose al café y al negro a
la misma vez y una sonrisa juguetona. Una parte de mi le agrado aquel chico que
parecía un hueso.
-hola –salude-. Pasen. -le dije, me hice a un lado
para que pasaran.
-¿Cómo te llama
querida? –me pregunto la señora Montesco.
Sonreí temerosa.
-me gusta que me llamen Julieta -. Le dije con
educación y sonrojada por las mirada del chico alto.
-Eres amante de William Shakespeare -me pregunto y
yo asentí. -. Eres muy joven para saber de él.
-Nunca se es muy joven para soñar -. Le dije y
ella me sonrió.
Desde ese momento la señora Montesco me agrado.
Antes que yo dijera otra palabra mi padre llego y
los llevo al comedor. La cena fue espectacular debido a la comida de mi madre y
el chef. Las palabras, las risas y los elogios no faltaron, aunque yo me
mantuve callada y no fui la única. El chico al que yo mentalmente llame como
Romeo y no supe porque lo llame de ese modo, no me dejaba de ver con curiosidad,
mientras que su hermano que yo llame como Cesar no dejaba de llevarse bocados
grandes a la boca. Luego de la comida los adultos se fuero hablar a la sala mientras
que Cesar siguió en el comedor comiendo lo que podía. Sin embargo yo no
entendía como ese pequeño ser podía soportar tanta comida. Yo me escabullí de
aquel lugar y me fui a mi habitación.
No me di cuenta que el me seguía como sombra.
Me acosté
en mi cama y pose mis ojos al techo con los pensamientos perdidos e inexplicables.
-Eres diferente -. Dijo y me voltee asustada.
-¿Qué? -pregunte cuando me incorporaba de un
salto.
-Eres diferente -me sonrió. -, no eres como esas niñas
Barbie que conozco.-me explico
Todavía asustada más que sorprendida conteste.
-Soy única -. Sonreí alagada.
-Muy cierto -. Coincidió volviendo a mirarme con
curiosidad.
-Tú tampoco eres normal Romeo -. Le asegure y el alzo
la ceja con frustración.
-¿Romeo? -pregunto sin comprender.
-Es uno de los personajes favoritos de William
Shakespeare -le explique y el no comprendió-. Me refiero que tu nombre no te
queda muy bien que digamos y para mi tu pareces a Romeo Montesco.
-Oh- suspiro y se sentó en mi cama.
-¿Sabes besar? -me pregunto.
-No-dije –. Es muy asqueroso.
Me sonroje.
-yo tampoco -dijo y se sonrojo-. Es muy asqueroso
y quisiera hacerlo.
-¡Conmigo! -exclame.
-Si -dijo el sonrojado.
Me encogí de hombro y asentí.
Esas
oportunidades no se tenía todos los días.
El temeroso se acercó hacia mí y yo me quede
quieta sin moverme, pude ver su rostro cerca del mío. Sin vergüenza de lo que
hacíamos me beso en mis labios rosados, fue agradable sentir sus labios tibio
sobre los míos. Fue rápido y sesillo y cuando se apartó de mi, ambos no
quedamos mirando fijamente sin decir nada más.
-chicos vengan que nos vamos –. Dijo la señora
Montesco.
Todavía helada no sabía qué hacer.
Él se puso de
pie, me miro y sonrió.
-Gracias por la experiencia -. Se marcho de mi
habitación, sin decir nada más.
Me quede helada y silenciosa.
La sangre fluía por mi rostro con vergüenza y pena
por lo que acaba de hacer.
-Julieta -me llamo mi padre luego se fueran los Montesco.
Controle la
sangre en mi rostro y me dirigí hacia él.
Mi padre estaba en la sala esperándome con
serenidad en su rostro.
-¿Que pasa padre? -pregunte con mucha inocencia.
-¿te agradaron los chicos? -pregunto.
Asentí temerosa.
-Bien hecho hija mía, tenemos que tener un buen
lazo con los Montesco si queremos tener un buen negocio -. Me explico y cambio
su voz a la de un inocente-. Papa debe hacer dinero para todos, cariño.
Volví a asentir.
-¿Puedo ir a mi habitación?- pregunte.
-Claro, mi Julieta -. Respondió mi padre.
Me fui a mi habitación, me senté en mi cama y comencé
a pesar en Romeo. Todas las cosa coincidieron en un solo punto y yo no negué lo
que sentí en mi estomago…
Miedo o amor.
Los días
pasaron los Capuleto y Montesco se hicieron muy buenos amigos, teniendo en
cuenta los negocios y ganancia de ambas familias respetuosas. A mí me agrado la
idea, pasaba mucho tiempo con Romeo y Cesar.
Hay veces
que me pregunto si hice mal, pero nunca encuentro una respuesta lógica.
Romeo y yo nunca mencionamos el tema ya que no
queríamos herir al otro supongo. Aunque yo quería saber más de él, ser más que
una amiga y compartir con el todo, mi conciencia sabía que no todo era color de
rosa. El me emocionaba y a la vez me decepcionaba con más intensidad que antes.
-¿Julieta por qué estas enfadada? –me pregunto
Romeo.
Nosotros estábamos en el parque disfrutando del día,
ambos estábamos sentados en los columpios dejados que el viento nos moviera sin
importar la fuerza de gravedad.
-No estoy enfadada -. Dije por quinta vez.
-Si lo estas, lo puedo ver en las miradas que me
lanzas -. Me aseguro Romeo.
-¿Que quieres que haga cuando me entero de que
tienes novia? -le exigí saber sin levantar mi tono de voz.
-Katy es una amiga de la escuela y me está ayudando
de una manera gratificante -. Me explico.
-¿Cómo? -alce una ceja.
-Me enseña a besar -.Pregunto con una sonrisa en
el rostro.
-Eres un idiota -.Le dije y me baje del columpio.
-Espera -. Me grito Romeo mientras yo corría
rápidamente.
Pero el me detuvo rápidamente.
-¿Qué te pasa? -pregunto sin entenderme y me
agarro del brazo.
-¿Eres realmente tan ciego para no darte cuenta? -pregunte
sin espera respuesta y me aparte bruscamente de él.- no usas tus sentidos.
Me quede quieta.
-Sí, lo soy -Acepto. -. Por qué no te entiendo.
-Romeo tú me gustas mucho y no lo digo como amigo
si no como más que eso -le dije con tal rapidez que pensé que no me había
entendido. -, tú me lastimas de maneras que creo que voy a desangrar de dolor y
es mejor el adiós… -. Antes que dijera otra cosa me fui.
Eso se volvió un vicio para mi escapar de todo lo
que me doliera, como siempre entendí lo que empieza bien pude terminar mal.
Cuando se aproximaba mis adorable 11 años ya lo
que había sido del ayer había terminado y con ello los lazos con la familia
Montesco. La última vez que había visto a Romeo fue cuando lo deje en el parque
pálido y sin comprender lo que dije, para hacer más interesante la historia los
negocios que hicieron mis padres con los Montesco fueron desastrosos haciendo
que mi familia perdiera parte de la fortuna. Mi padre furioso me prohibió
hablar con Romeo y Cesar eso incluía enamorarme secretamente de Romeo aunque lo
que acepte sin protestar.
El tiempo paso y todo cambio, comencé en una nueva
escuela, en otro mundo cuando tenía apenas 12 años, los cambios en mi se hacía más
evidente, ya estaba dejando la etapa infantil entraba a la pubertad. Afronte
todo lo que pude en mi tiempo en la escuela, desde maestros hasta lunáticos
admiradores. Los cambios en mi parcia agradarles a todos los chicos por lo que
siempre tenía uno a mis pies. Aunque me hiciera la valiente, la fría y la dura
mi corazón era tan blando y débil como el algodón. Cuando la agonía me abrasaba,
no podía mas ya que me agotaba la parte más pequeña de mi ser. Me costó mucho
trabajo aprender que la única manera de sentirme bien, era rechazando y
humillando a los chicos de la escuela, los cuales se humillaban ante mis pies. Mientras
que una parte de mí que era mi conciencia me reprendía con su razón.
El tiempo paso y los años pasaron y ya yo no era
una niña si no una adolecente con solo 14 años.
Después de un tiempo comprendí que todo mi dolor
se debía a Romeo. El chico más deseado por muchas chica de mi edad, como lo
llamaban el futuro Brad Pitt, pero para mí era mi amor prohibido, como mi
conciencia lo clasificaba mi amor
platónico. Aunque me demostrara fuerte para todos, el notaba la chispa desvaída
en mi…
Hoy era lunes
el peor día de la semana también contando domingo, pero el lunes me hacía
sentir diferente era el comienzo de la semana. Una parte de mi ser pensaba que
hoy no será un día común, pero cuál sería la diferencia.
Hoy fui a la escuela como era usual, asistí a
todas la clase con una sonrisa hipócrita sabiendo que una parte de mi ser
quería estar en otro lugar. En la tarde me oculte en mi habitación de las
sonrisas de los adultos, aburrida de mi propio en cierro comencé a leer romeo y
Julieta. Luego de leer, me frustre y con enojo lo arroje al suelo. Las lagrimas
corrieron por mi mejilla desee que él estuviera frente a mí y viera en lo que
me había convertido.
-Ring…ring -. Comenzó a sonar con armonía mi
celular. Me incorpore de un salto y lo tome con enojo. Me seque las lágrimas y
suspire antes de acercarme el teléfono a la oreja.
-Hola -Salude intentando ser amable.
Solo escuche su reparación.
-¿Quien me habla? -exigí saber.
-Soy yo -Dijo una vez aguda y chillona pero supe
que era la de un chico.
-¿Quien?- pregunte.
-Romeo –respondió
el con su voz extraña.
No hable, me quede helada y comencé a respirar de
una manera anormal.
-¿Julieta estas ahí? -pregunto preocupado.
-Tu voz -. Susurre sin creer que me pudiera escuchar.
-Pubertad como pues notar- comento con un tono burlón.
-, al menos tu voz cambio suena muy… distinta -. Dijo pensativo por la manera
de emplear las palabras.
-¿Que deseas? -pregunte en susurro.
-¿Saber cómo estás? –pregunto como si todavía fuéramos
amigos de la ayer, como si yo siguiera enamorada de él. Yo seguía enamorada de él
aunque luchara contra ese sentimiento.
-Pues…-comencé a titubear. -. Estoy fenomenal –.mentí
y no pude evitar sentirme patética.
-Ummmmmm -.murmuro. –Mientes.-dijo y se echo a reír.
-¿Como lo sabes que miento? -pregunte.
-Te conozco más de lo que tú crees, te he visto y
no eres la misma que yo conosi…-. Lo interrumpí
-Me has estado siguiendo -. Pregunte alagada que
ofendida.
-Que podía hacer si no puedo acercarme a ti ni a 1
kilometro, por nuestros padres-. Suspiro- no sé qué te ocurre, eres fría,
malévola y cruel.
-Soy una obra maestra -.le espete con frialdad y arrastrando
las palabras.
-Oh -susurro-, esto complica las cosas -.dijo para
sí mismo.
-¿Que complica? -exigí saber.
-Yo te
estoy complicado la vida y no sabía cuan mala era la situación… -.
Explico y escuche como suspiraba. -sabes que tenemos que vernos, aunque sea
esta noche.
-¿Donde? -pregunte emocionada de romper las reglas
para encontrarme con él.
-Te veo luego Julieta -.dijo y colgó.
El teléfono se deslizo entre mis dedos y cayó al
suelo con sonoro pon.
No me inmute
para tomarlo del suelo.
Me quede helada y temerosa del problema en que
estaba metía. Tranquilice cada celular de mi ser, me fui a reglarme para irme a
dormir. No me iba a quedar ilusionada sabiendo que él no vendría como mi
príncipe azul, el solo se volvería a reír de mi como hacía en mis sueños. El
crepúsculo fue rápido y tormentoso para mí, las estrellas como luciérnagas
doradas resplandecía y la luna iluminaba la oscuridad de mi alcoba.
Resinada a no creer en él me fui a dormir.
me gusta !!! continua :D
ResponderEliminarHola, gracias claro q la continuo! :) si leiste el ultimo capitulo de este blog q es la muerte de u ser amado podras continuar con la siguiente parte II http://eleantrixjlovegood.blogspot.com/2013/01/la-mujer-que-nadie-tiene-1er-capitulo.html
Eliminartu comentario me ayuda a seguir escribiendo :) tu opnion cuenta y sigue asi!!
Solo puedo comparar la historia con algo y tu sabes
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