La
muerte de un ser amado
Luego de pasar cuatro
semanas en la pensión flor del mediterráneo,
me sentí a gusto. Me sentí tan a gusto y ocupada que ni siquiera recordé que cumplía
años.
Estudiaba durante el día y por las noches
trabaja como mesera en un restaurante italiano. En el instituto me iba
fenomenal aunque en cierto modo era agotador y duro, hice muchos amigos pero
ellos no se comparaban con Carolyn, Chalayra, Raúl y Kyo. Por las noches
trabajaba como mesera y me daban buenas propinas y con el dinero que ganaba
paga la renta en la pensión.
Cuando tenía tiempo
hablaba con mis amigos, cada uno de ellos me relataban las cosas buenas y malas
que ocurrían en sus vidas. Siempre que tenía tiempo escribía cartas para mis
padres y mis amigos y luego las enviaba por coreo, en varias ocasiones envié
postales a mis padres para que pudieran apreciar de la hermosura de España.
Cuando tenía mis días
libre solía ayudar en la pensión, me gustaba pasar tiempo en la cocina ayudando
al esposo de Violeta del cual se llamaba Mateo.
Mateo era un excelente cocinero
y me contaba historias geniales y divertidas de piratas y náufragos. De vez en cuando
ayudaba Jonathan o Génesis y Sofía a limpiar en la pensión.
Génesis y Sofía eran
las hermanas gemelas de Jonathan.
Génesis era dominante,
arrogante, inteligente y toda una campeona. Génesis era campeona de la liga
juvenil femenino de boxeo, pero más que nada era hermosa, tenía el cabello
negro como la noche y unos ojos cafés, domínate y fuertes. Ella era toda una
leona y no se comparaba con Sofía.
Sofía era diferente a
su hermana, ella era sensible, humilde, trabajadora, pero no tan hermosa como Génesis,
tenía unos ojos grandes, tenía un cabello negro, una nariz larguirucha y su
cuerpo esquelético sin curvas y belleza. En el tiempo que llevaba en la pensión
descubrí nadie se podría comparar con violeta.
Violeta era una mujer
ruda, seria y tenia de corazón duro. Siempre estaba de un humor de perros y en
ocasiones yo misma le tenía miedo. Había veces que compadecía a todas las
personas que estaba alrededor de esa mujer de carácter dominante y cruel. Desde
su principio tuve que tenía que tener cuidado con aquella mujer.
En la pensión flor del mediterráneo
nunca había un huésped que durara una semana, los cual resulta fascínate por
que había días que tenía un compañero diferente en la habitación de al lado. Aprendí
que no importaba que nacionalidad, tu personalidad, tú eras bienvenido a estar
en esa pensión.
Jonathan y yo éramos Uña
y carne.
Para Jonathan yo era su
caja de pandora, yo guarda su íntimos secreto, un secreto tan sorprendente y
tan serio. Luego de mucha confianza y amistad Jonathan me confesó que era homosexual.
Al principio Jonathan espero enojo y rechazo por mí, pero no le correspondí así.
Yo apoye de mil maneras a Jonathan.
Jonathan se volvió como
un hermano mayor para mí. Siempre me ayudaba en mis deberes y platicaba
conmigo, cuando no teníamos nada que hacer me llevaba a lugares tranquilos y
pasivos para que yo me tranquilizar.
Nunca entendí porque él me veía alterada o triste.
Yo no estaba triste ni
tampoco estaba feliz al contrario yo controlaba cada emoción de mi ser por no
llorar o no demostrar mis sentimientos sin embargo en un modo extraño todos
notaban mi baja autoestima. Desde que comencé a vivir en la pensión no tenia sueños
extraños ni pesadillas, dormía sin tener que sonar. Había veces que pensaba que
era bueno y otras veces pensaba que era malo, sin embargo no le di importancia.
Seguí con mi vida y con desesperación intente olvidar a Romeo y a Paris, pero
cada vez que pensaba en ellos me dolía el pecho y sentía las ganas de llorar y
de morir.
Eso era lo que debía
hacer morir ya que yo no tenía nada que perder, pero una parte de mi ser
buscaba una razón buena por la que yo no debía suicidarme.
¿Cual sería ese motivo?
Mi cuerpo actuaba de
una forma extraña, había veces que tenia nausea, mareos y cambios de humor. Supuse
que se debía al estrés que tenía en mi ser, falta de alimentación y al trabajo
agotador en que yo misma me había sometido.
Pasaron días, semanas y
un mes y todo seguía igual. El dolor y las nauseas eran cada vez más fuerte. Ya
yo no era lo suficiente valiente para resistir las lagrimas, varias veces llore
por tonterías y me deprimía con más intensidad. Incluso me dolían los senos y
no entendía porque… El olor a comida me producía nausea y dolor de cabeza, mi
cuerpo estaba débil y extraño. Había veces que quería que detener todos esos
cambios en mi cuerpo, pero que era lo que me pasaba. Temerosa no fui al
hospital, no era lo suficiente valiente para hablar con un doctor de mis
cambios físico y de mi estado anormal.
-Amelia- me llamo la
señora Violeta.
-Si- respondí.
Ambas estábamos asolas
en la cocina. Violeta parecía más preocupada de lo normal.
-Quiero que te hagas una prueba de embarazo-
me ordeno ella con un tono amable.
-¿Por qué?-pregunte sin
comprender.
-Todo lo que te está
ocurriendo, solo le pasa a una mujer embarazada-explico.
-Pero…-comencé, pero Violeta
me interrumpió.
-¿Cuando fue tu último
periodo?- me pregunto con seriedad la recepcionista.
Me disponía a
responderle, pero mi mente me impidió el habla. Mentalmente comencé a contar
los días hacia atrás y me lleve la mano a la boca intentando a hogar un grito
de sorpresa.
-Levaba tres meses sin
tener mi periodo menstrual…-pensé y mi mente se quedo en blanco al recordar mi
velada con Paris.
Paris y yo habíamos
tenido relaciones sexuales sin protección y sin tomar en cuenta los riesgos que
conllevan.
-imposible- me limite a
decir después que aparte mi mano de mis labios.
-Nada es imposible- me aseguro
Violeta.
Antes que dijera otra
cosa me entrego varias pruebas de embarazo y yo las tome sin decir otra palabra.
-Cuando termine me
buscas en la oficina- murmuro y ambas salimos de la cocina. Violeta se fue a la
recepción y yo me dirigí corriendo al baño. Tropecé con algunos turistas y no
me importo disculparme o decir una palabra de consuelo. Llegue al baño con los
nervios descontrolados, con los dedos temblorosos leí cuidadosamente y
pasivamente las intrusiones varias veces. Cuando finalmente entendí el
procedimiento, hice la primera prueba. Todavía sosteniendo la prueba y
manteniendo mis ojos cerrados pensé en las consecuencias de mis actos.
¿Qué pasaría si yo estuviera embarazada? ¿Que
haría? ¿Debería llamar a Paris e informarle que estaba embarazada?
¿Qué dirían mis padres
cuando se enteren de que van hacer abuelos?
Si llamara a Paris ¿cómo
lo tomaría? ¿Me apoyaría? ¿Me reclamaría que me hiciera un aborto o que
aceptara la adopción?
-¡Jamás abortaría!-
exclame muy bajito sin tener que pensarlo en mi mente. Jamás haría tal cosa,
quitarle la vida a una criatura seria el crimen más atroz y a pesar que en un
momento de mi vida jure que nunca tendría hijo ya que no sería una buena madre
y que apenas podía con mi propia y alocada vida. ¿Como yo podría cuidar a un
ser tan delicado?
Si realmente estaba
embarazada afrontaría todos los problemas que tenia adelante.
Sin París o con Paris
saldría a delante.
Abrí los ojos sin temor
si no con valentía y tranquilidad. En la prueba de embarazo había ocurrido un
cambio, un signo de + brillaba con un tono rosado. La prueba era positiva yo
estaba embarazada, pero aun así quise asesorarme que no estuviera a resinado,
nuevamente hice otra prueba y el signo de + fue más reluciente cada vez. Hice
dos pruebas más y sus resultados fueron como las otras pruebas positivas.
-¡Estoy embarazada!-exclame
después de votar todas las pruebas a la basura. Mi corazón latía con una velocidad
impresionante y casi dolorosa.- ¡estoy embarazada de Paris!-volví a exclamar y
sentí una sensación rara en mi ser. Sin contenerme comencé a llorar
desconsoladamente y no sabía con exactitud porque era la razón de mi llanto.
Cuando finalmente deje de
llorar, me limpie el rostro y me fui a la oficina de Violeta.
Toque dos veces antes
de entrar.
-Entra-me ordeno
Violeta.
Entre y después que cerré
la puerta me dirigí al escritorio de Violeta. La mujer de madurez alcanzada
estaba sentada delante un escritorio de segunda mano y me miraba con seriedad y
concentración absoluta. Una parte de mi ser sintió temor al ver sus ojos fijos
en los míos.
-Siéntate-me ordeno y
yo seguí su orden callada y preocupada.
No dije nada después
que me senté en la silla que estaba frente a Violeta.
-¿Positivo o
negativo?-pregunto.
-Positivo-respondí.
-¿Quien es el
padre?-pregunto después de meditar mi respuesta.
Me mordí el labio.
-Jonathan-respondí sin
importar su expresión y sin importar cuán grave fuera la mentira.
-Imposible-bramo esta
con enojo.
Asentí con naturalidad.
-¿Cuando ocurrió esto?-exigió
saber con enojo la mujer.
-Hace dos meses-respondí
sin titubear.
-¿Jonathan lo sabe?-volvió
a preguntar Violeta.
-No-volví a mentir con
el mismo tono serio y con una mirada seria y desconsolada.
Violeta no pudo más y estallo
como una bomba nuclear.
-Eres una niña
insolente, sinvergüenza y sin escrúpulo cómo pudiste revocarte con mi hijo Jonathan…
-Usted no tiene ningún
derecho hablarme así- le dije con enojo.
-Si tengo derecho. Esta
es mi pensión y yo te lo advertí niña…
Le interrumpí sin
importarme mis modales.
-No soy una niña-le corregí.
-Ahora mismo quiero que
te vayas de mi pensión y no vuelvas más. No quiero ese mocoso como nieto-dijo
Violeta furiosa y descontrolada.
Mis mejillas estaba
coloradas, mi corazón latía con ferocidad y apretaba los puños con fuerza.
-Claro que me voy-dije
y le di la espalda. Salí de aquella habitación sin decir nada más. Ni siquiera
me importo cerrar la puerta, tampoco me importo disculparme con Violeta. Solo
quería irme a mi casa, quería estar con mis padres, amigos, más que nada quería
estar con Paris.
Me dirigí a mi
habitación.
Necesitaba pensar con más
claridad y normalidad. Tenía que pensar con seriedad, mi vida era muy valiosa
teniendo en cuenta que no era solamente mi vida la que dependía de un hilo si
no la vida de una criatura que crecía en mi vientre.
Cuando entre a mi
habitación me encontré con Jonathan, este parecía tan despreocupado como
siempre. En ese segundo me sentí avergonzada por lo que había hecho y las
mentiras que había dicho.
Jonathan estaba sentado
en mi cama, tenía unas cartas en las manos y supuse que debían ser mías.
-Hola Amelia- me saludo
Jonathan.
No dije nada solo me
quede quieta a la espera de una tragedia.
Jonathan sin entender
mi comportamiento me pregunto de inmediato.
-¿Que te ocurre Amelia?
Solté un gemido
lastimero, Jonathan soltó las cartas. Se puso de pie y me abrazo con ternura.
-¿Qué ocurre?-pregunto
y no dije nada solo me quede callada y deje que las lagrimas inundaran mi
rostro.-es mejor que te siente y me explique para poderte ayudarte.
Seguí su consejo, me
aparte de él y me senté en la cama. Jonathan se quedo de pie sin apartar sus
ojos de mí. En cambio yo mantuve los ojos en suelo y comencé a llorar sin hacer
ruido. Luego de terminar de llorar me quede quieta y conteniendo las ganas de
gritar. Contuve mis impulsos y fije mis ojos en Jonathan quien había
presenciado todo el drama.
-Toma esto- me tendió
un pañuelo de color dorado.
Lo tome y me seque el
rostro.
-Ahora dime Amelia, ¿qué
te ocurre?-pregunto con ojos tranquilos y pasivos.
-Es mejor que te
sientes- le aconseje con voz ronca.-, lo que tengo que decir es muy complicado.
-Soy muy fuerte, así
que resistiré- me aseguro Jonathan y se mantuvo de pie.
Respire hondo y pensé
en las palabras correctas antes de hablar.
-Estoy embarazada-dije
tan rápido que ni siquiera yo me entendí.
-¡Que!-exclamo este.
-Si-le asegure.
-¿Quien es el padre?-
me exigió saber Jonathan.
-Pues…yo le asegure a
tu madre que eras tú-respondí con temor a que este reaccionara de la misma
manera que reacciono su madre.
-Amelia…-comenzó el
homosexual, pero no encontró las palabras correctas.
-Mejor siéntate y te
explico todo-. Le acense y Jonathan me hizo caso.se sentó a mi lado y espero
por mi explicación.
Con vergüenza, pero decidida
le explique a Jonathan lo que me había sucedido esa misma tarde. Dije cada
detalle sin excluirme del tema, pero nunca llegue hablar de Paris. También le
explique la situación que tendría con mis padres y la personas más cercanas a
mi si estos se entraban de que estaba embarazada.
-¿Quien es el
padre?-pregunto Jonathan después que termine de hablar.
-el padre de esta
creatura eres tu-dije con tranquilidad y Jonathan comprendió rápidamente.
-¿Quieres que me haga
pasar por el padre de tu bebe?-me pregunto Jonathan y rápidamente asentí con la
cabeza.
Jonathan suspiro y me
lanzo una mirada preocupada.
-¿Quien es el padre?-me
volvió a preguntar Jonathan.
-Alguien que no está en
mi vida, pero si está en mi corazón- le susurre en susurro.
Jonathan no dijo nada y
volvió hablar.
-Yo tendría que darle mi apellido y dinero…- murmuro.
-No tienes que darme
dinero-le interrumpí rápidamente.
-A mi no me importa el
dinero-replico este ofendido.
-Solo quiero que digas
que eres el padre de mi bebe, si no tu madre me echara de la pensión y no tengo
donde ir. Mis padres no saben nada y menos mis amigos. Solo te tengo a ti, Jonathan.
Jonathan por favor ayúdame…-comencé a suplicar con vergüenza y pena.
Jonathan no medito,
solo me dio una respuesta inmediata.
-Espero que seas la
mejor madre para mi hijo-me respondió mi amigo.
Rápidamente me lance
sobre él y lo abrase con fuerza. Contuve las ganas de llorar y me aparte de mi
amigo.
-¿Que vamos hacer
ahora?-me pregunto Jonathan.
-No tengo la menor
idea-musite.
No tuvimos que espera
respuesta.
Violeta entro a la
habitación sin tocar y se abalanzo sobre mi y por un segundo crie que iba a
morir, pero rápidamente Jonathan la de tubo. Jonathan la agarro por el brazo y bruscamente la
aparto de mí.
-Suéltame Jonathan
Mateo Álvarez-le ordeno Violeta a su hijo, mientras que este la tenia apartada
de mi.
-No-dijo rápidamente.
-Ella se va…-comenzó y
Jonathan no la soltó.
-Ella se queda y ese
hijo que ella espera es mío. Si tu quieres que ella se valla, pues ella se ira,
pero no sola. Porque yo también me voy-dijo con firmeza Jonathan aunque sus
palabras salieron estropeadas debido al forcejeo que tenia con su madre.
-No-dijo ella y dejo de
forcejear.
-Pues, Amelia se
queda-propuso Jonathan con voz firme.
-Ella se va, no puedo
permitir que tenga un bastardo tuyo.
-Mi hijo no es un
bastardo-replique-. Usted está loca, no tiene ningún derecho de hablarme asisia
le hace feliz yo me voy esta noche…
-Amelia tú te quedas-me
ordeno Jonathan.
-Pero…-comencé.
-Amelia-me interrumpió
Jonathan y no dije nada.
Jonathan soltó a su
madre pero se interpuso entre nosotras.
No sé cómo pudiste embarazaste
a esta estúpida…
-Madre no vuelvas a
decir semejante barbaridad-le ordeno Jonathan a su madre.- no eres quien para
tratarla de esa forma.
Violeta movió su mano
derecha de tal forma que solo vi el celaje de la sortija de plata. Jonathan ni
si quiera se inmuto a acariciarse la mejilla y continuo hablando.
-Si el problemas es que
no quieres tener un nieto bastardo, pues que no se hable más del tema-dijo
Jonathan refiriéndose a su madre.-. Yo y Amelia nos casaremos mañana si es
posible-dijo Jonathan con tono serio y por un segundo quise vomitar.
Me quede quieta donde
estaba y no fui al única, el silencio se lanzo sobre nosotros ya que ni el latido
de mi corazón llegue a escuchar después que Jonathan dijera tales palabras.
No podía creer lo que
mis oídos habían escuchado. Mi mente canalizo cada palabra antes de reaccionar,
la parte más madura de mi ser se esfumo sin mirar atrás.
Yo…casarme con
Jonathan, imposible.
Yo no quería casarme
con ningún hombre, no en el presente ni en el futuro. Aunque tengo que aceptar
que cuando era más joven quise casarme.
Siempre soñé casarme con Romeo, pero todo fue
una estúpida fantasía que nunca se llego a cumplir. En la realidad Romeo se iba
a casar con Rosalinda y yo no estaba en ese final feliz. Cuando supe que era lo
bueno y lo malo del amor decidí que nunca me casaría ni si quiera me paso ese
pensamiento cuando estuve con Paris. No obstante cuando me escape de los brazos
de Paris nunca pensé casarme y menos con Jonathan. Jonathan quien era mi único
amigo.
¿Él era capaz de hacer esa locura por mí?
Todavía sin comprender
lo que sucedía volvía a caer en cuenta que no estaba sola que estaba con
Violeta y con un buen amigo.
-¿Jonathan no puedes
estar hablando en serio?-le pregunte con voz ronca y extraña.
-Sí, hablo enserio-me
afirmo el mirándome a los ojos. En ese segundo capte la valentía y la lealtad.-Esa
criatura tendrá mi apellido y mi apoyo al igual que Amelia.
Violeta comenzó a negar
con la cabeza.
-No lo tolero, no
tienes idea lo que dirán los huéspedes…-comenzó
Violeta con un tono morado en las mejillas.
-No me importa- afirmo
este con seriedad.
Una sensación volvió a
recorrer por mi estomago y sentí como todo a mi alrededor se movía de una forma
frenética, un sudor viscoso recorrió por mi rostro y la frialdad me abrazo sin
esfuerzo.
Nadie se fijo en mí y quise
protestar, pero tenía que aguantar las ganas de vomitar.
-Jonathan- comencé a
replicar.
-Amelia me permite un
segundo con mi madre- me pidió Jonathan.
-Si-dije y salí de la
habitación. Cuando cerré la puerta detrás de mi escuche gritos y replicas las
cuales nunca había escuchado en mi habitación. Luego de millas de latidos mío Jonathan
me llamo y volví a entrar a mi habitación.
Violeta estaba furiosa
y parecía que le iba a dar un infarto del coraje.
-¿No cambiaras de
idea?- le pregunto Violeta a Jonathan.
-No-dijo su hijo.
La mujer espero un
segundo antes de hablar, ni siquiera me fije en su expresión ya que cerré los
ojos.
-Ella se puede
quedar-murmuro Violeta con enojo y crueldad. En el tono de su voz pude notar la
derrota con suma facilidad.-, pero quiero que se cansen a la primera hora de la
mañana. Lo más posible y no quiero ninguna escusa. La cena servirá a la hora
indicada y los espero ahí.
Abrí los ojos con
sorpresa y nerviosismo.
Dicho eso se marcho de
la habitación, pero antes de marcharse me lanzo una mirada de odio.
La puerta resonó luego
que Violeta la cerrara de manera violenta.
Jonathan me miro por un segundo y se acercó a mi lado,
para luego abrazarme en sus brazos delgaduchos.
-Todo saldrá bien Amelia-
me prometió el.
La sensación volvió a
recorre por todo mi cuerpo y recobro mas fuerzas.
Sin poder aguantar la sensación,
me aparte de mi amigo bruscamente y me dirigí al baño de mi habitación. Rápidamente
abrí la tapa del inodoro y vomite lo que tenía en mi estomago. Luego de expulsar
todo lo que había sido comestible me senté en el suelo y comencé a respirar con
anormalidad.
-Eso es repulsivo-me aseguro
Jonathan con una sonrisa cómica en los labios.
-No tienes idea- le asegure
y me sentí un poco mejor. Aunque todavía sentía la viscosidad sobre mi rostro.-Jonathan,
me permite darme un baño. Necesito tranquilizarme para pensar lo que voy hacer
mañana.
-Claro-declaro este.
Después que Jonathan se
marchara tome un baño prolongado. El agua caliente tranquilazo y suavizó mi piel.
Cuando salí del bañera me enrolle una toalla alrededor de mi cuerpo y fui a la
habitación. Me vestí con las primera piezas de ropa que vi y no me fije la combinación
que entre si cada pieza de ropa.
Después que me
vestí me acosté en mi cama ya que no
tenia las fuerzas suficiente para soportar un mareo a causa de los nervios. Luego
de mirar el techo de mi habitación quise hablar con alguien, pero ¿Con quien
podría hablar?
Calcule la hora del
otro lado del mundo antes de tomar mi celular.
Tome mi celular de la
mesita de noche.
Marque el número de Carolyn con los dedos temblorosos y débiles. Luego de
marcar el ultimo numero me acerque el auricular a la oreja y espero que el
celular sonara.
Sonó cuatro veces y
luego una voz ronca me saludo.
-Hola-dijo Kyo.
Mi estomago se ajito
con nerviosismo.
-Hola –lo salude con
una tranquilidad forzada.
-¿Julieta?-pregunto
este con incredulidad.
-La misma de siempre-
le asegure y solté una risita nerviosa.
-¿Como estas?-me
pregunto con curiosidad.
-Estoy bien-le mentí ya
que no estaba totalmente bien.
-Oh-murmuro Kyo.
-¿Donde está
Carolyn?-pregunte al recordar que tenía que hablar con mi mejor amiga.-tengo
que hablar de algo muy importante con ella.
-Ella está en el
trabajo-me respondió en chico.- si quieres le aviso que la llamaste.-me
prometió Kyo con sinceridad.
-Gracia-agradecí.
-¿Que es lo
importante?-me pregunto con curiosidad.
-Nada que te importe-
le dije con seriedad y frialdad.
-Aja-murmuro Kyo.
-¿Como están las cosas
por allá?-pregunte.
-Todo está muy bien
aunque las cosas están muy extraña desde que te fuiste-murmuro pensativo Kyo.
-¿Por qué?-pregunte.
-Tu querido amigo Paris
no se cansa de hostigar a Carolyn y Chalayra- me respondió.-aparece todos los día
por casa de Cary y Chary y siempre
preguntando por ti. Ya Paris me tiene cansado, hace unas semanas Paris se
volvió loco y apareció borracho en casa de Carolyn. El idiota comenzó a decir
miles de barbaridades y palabrotas de las cuales nunca llegue a escuchar ni pensar.
Estuvo a punto de sacarlo a patada pero Carolyn
me lo prohibió ya que Paris no estaba en un buen estado para caminar ni pensar.
No dije nada y el
continuo.
‘‘Ese hombre está loco
y Paris te está buscando por mar y tierra-me comento este.- él me dijo que eras
lo más valioso que tenia y que no te iba a perder.
-Por favor, no le diga
que hable contigo-le implore.
-No le diré nada-me
prometió el novio de mi amiga.
-¿Como esta Raúl? -pregunte.
-Fenomenal y
comprometido- comento Kyo y soltó una risita.
-Oh-murmure y me sentí
feliz por mi mejor amigo.
-Adiós- me despedí con
arrogancia y colgué antes que me dijera otra cosa más.
Volví a marca, pero
esta vez fue en número del celular de chalayra. Me acerque el teléfono, sonó
tres veces y mi amiga respondió con su tono amistoso.
-Hola-
-Hola chalayra- la
salude y mi voz sonó quejumbrosa.
- ¿Como estas Julieta? -me pregunto chalayra.
-No tienes idea- le asegure
y solté una risita triste.
-¿Estás bien?-me
pregunto mi amiga.
- Si y no- dije.
-No comprendo…-comenzó.
-Estoy embarazada-murmure
rápidamente.
-¿QUE?-grito ella
Mi amiga no dijo nada
solo se quedo callada por varios segundo.
Solté un suspiro y
chalayra recobro el conocimiento.
-¿Quien es el
padre?-pregunto sin comprender la parte más importante de mi historia.
-Paris- me limite a
decir.
-¡Oh por dios!-exclamo
chalayra.
- Si, lo sé-dije con el
mismo tono de asombro.
Nunca me había imaginado
ser la madre de uno de los hijos de Paris. Ni si quiera me imagine ser madre de
una criatura frágil.
-¿Ya Paris lo
sabe?-pregunto mi amiga con preocupación.
-no y jamás lo sabrá-le
asegure.
-¿Por qué?-pregunte.
-No quiero hacerle daño
a Paris y tampoco quiero que sienta la obligación de tener que ser padre ni
nada por el estilo-.
Le explique a chalayra.
-Julieta tienes miedo
de lastimar a Paris y que este te lastime a ti. Tienes miedo de entregarte al
amor y por eso te escapas como ratón escurridizo. Paris te ama y tú lo amas a él-
me aseguro mi amiga.-. Solo que no te has dado cuenta y Dios te ha mandado una
criatura que tenga su sangre y una parte de él.
Suspire.
-París tiene derecho de
saber que esta embarazada- me dijo Chalayra con tono autoritario.
-Pero…-comencé y esta
me detuvo en seco.
-¿Que le tienes miedo?-me
pregunto Chary enojada.
-No quiero que Paris
este a mi lado- respondí.
-¿Por qué?-
-Yo no lo amo y jamás
lo amare-respondí y me dolió en pecho por el temblor quejumbroso que hubo en mi
corazón.
Suspiro y me quede
callada.
-Julieta- me llamo
Chary.
-Si-
-Te engañas a ti misma
y si no le dice la verdad a Paris no sabrás como reaccionara este-. Murmuro
chalayra con seriedad- además Paris tiene todo el derecho de saberlo ya que es
el padre de tu bebe…
-No le diré nada-
afirme.
-Eres terca- me dijo mi
amiga- no será fácil ocultar la verdad de todos…
-Tengo un plan B- le
afirme.
-¿Cual es?-pregunto con
seriedad y curiosidad a la vez.
-Me casare con Jonathan
y este reconocerá a mi bebe como si fuera suyo-. Explique.
-Tu plan es una locura-
me replico la joven.
-Si-admití.
-Ya saben que conmigo
cuentas para todo-.me aseguro mi amiga
-Lo sé-suspire y
escuche que alguien tocaba la puerta.
-¿Qué pasa?- me
pregunto Chalayra.
-Dame un segundo- le
dije a ella.
Tape el auricular.
-¿Quién es?-pregunte.
-Soy yo Jonathan-me
respondió.
-Pasa-le dije y retire
la mano del auricular.
-Chalayra te llamo
luego-le dije a mi amiga.
-Ummmmmm…está bien-me
afirmo esta.-, hablamos luego.
-Adiós-me despedí de
ella.
-Adiós y cuídate- me
dijo ella y colgué.
Jonathan entro a la
habitación con una caja en la mano.
Este me echo un vistazo
y sonrió.
-Estas más tranquilas-
no era una pregunta si no una afirmación y asentí.
Jonathan cerró la
puerta y se acercó a mi lado.
-¿Que tiene la
caja?-pregunte al ver que sostenía una caja pequeña.
-Es una sortija de matrimonio-respondió y se sentó
a mi lado.
-¿Donde la
sacaste?-pregunte con nerviosismo.
-Es la sortija que mi
padre le dio a mi madre-. Me explico
No puedo aceptarla-murmure
con tristeza- esa sortija no me pertenece.
Jonathan negó con la
cabeza.
-Esa sortija te pertenece,
por que serás mi esposa y esa la mejor manera para ocultar mi homosexualidad.
Mis padre me rechazarían si supieran lo que soy, así que tanto como tú me
necesitas yo te necesito. –Dijo con vergüenza Jonathan.- mi padre se
decepcionara si no la usas- murmuro y una sonrisa triste apareció en su rostro.
-¿Se lo dijiste a tu
padre?-pregunte con voz ronca.
-Si-respondió
-¡Oh por Dios!-exclame.
Jonathan soltó una
risita por mi reacción.
-No te rías – le musite
ofendida.
-¡Hay Amelia!-exclamo.
Sus ojos me traspasaron
por un segundo y comprendí que estaba nervioso.
Mi padre quiere
entregarte en el altar-me conto y continuo- y mis dos mejores amigos pueden ser
mis padrinos de honor-me explico.
-Ummmmmm…-murmure sin
conseguir decir al menos una palabra.
-Como es tradicional te
lo quiero pedir…-continuo ignorando mi expresión de sorpresa.
- Jonathan no creo que
no es una excelente idea, tú eres
homosexual y tu vida no debe ser tan horrible por mi culpa. Tú no
quieres casarte conmigo…- dije, pero él me interrumpió.
-Amelia quiero ayudarte
y quiero ser el padre de tu hijo- me aseguro.-, como se ve ser tradicional voy a pedírtelo.
Me tomo de la mano izquierda
y me miro a los ojos.
-¿Amelia quieres
casarte conmigo?-me pregunto.
Observe sus ojos por un lapso de tiempo indefinido.
Yo no me quería casar, pero que otra salida
tenia. Era casarme con mi amigo o decir la verdad. La cruel verdad que yo
estaba embarazada de Paris y no Jonathan. Mi vida era una locura sin amor y con
dolor, porque no arriesgarse a la mentira y dejar la verdad a un lado.
Jonathan era un buen
chico y prácticamente él no me podría hacer daño. No me podría hacer un daño
peor del cual ya me han hecho. Yo sabía que con Jonathan todo saldría mejor.
Debía aceptar ya que mi
hijo tendría un apellido, un padre y una familia buena, humilde y respetable.
-Si-dije con una voz
tranquila y deje atrás la preocupación.
Jonathan abrió la caja
y con un simple chasquido dejo que me embelesara con asombro al ver la sortija
de compromiso.
Era lo más hermoso que
había visto en mi vida. La sortija era un aro de plata con un diamante
brillante y con un corte perfecto. Mil colores deslumbraba sobre aquel diamante
que parecía haber robado aquellos colores del al arco iris. En ese segundo quise
tener aquella joya en mi dedo y mostrarla al mundo entero.
Por primera vez desee
haber hecho las cosas como Dios manda, enamorarme de Paris, casarme con Paris
luego de haber terminado los estudio y tener una familia adorable, pero no.
todo lo que había hecho era más que locuras irremediables y difícil de olvidar.
Aunque hubiera hecho tales cosas, estas me condujeron a tener dentro de mí un
ser hermoso y bello que anhela tener en mis brazos.
Jonathan me soltó la
mano izquierda, saco el anillo de la caja y luego dejo la caja sobre la cama.
Nuevamente con delicadeza me tomo la mano izquierda. Sin esperar otro latido
mío introdujo aquella hermosa joya en mi dedo índice.
-Te queda a la perfección-comento
Jonathan.
-Es hermoso-susurre
luego de que Jonathan me besara la mano con gesto caballeroso.-, gracias
Jonathan-. Agradecí y volví a observar el diamante con asombro y lujuria.
-Mañana te esperare en
el altar- me dijo Jonathan.
-Recuerda que yo seré
la de blanco- le dije con una sonrisa en el rostro y ocultando cualquier emoción
negativa en los ojos.
Ambos nos quedamos
viendo aquella joya en mi dedo y supimos que todo sería distinto. Ya no
volveríamos a mirar atrás y que una vida estaba creciendo dentro de mí con cada
latido de mi corazón.
Aquella tarde fue extraña
y diferente. Violeta no dejo de maldecir, murmura por lo bajo y de lanzarme miradas de odio. En cambio
todos los que estaban a mí alrededor ya se habían enterrado de mi situación y
tomaron la notica de lo mejor. Me sorprendió la alegría y el entusiasmo que
todos me expresaron y me dejaron ver esa tarde. Incluso las gemelas se
encargaron de preparar la fiesta y de ser mis damas de honor.
Esa misma noche llame a
Carolyn, le explique de mi situación sin ocultar ningún detalle mínimo y para
mi decepción esta reacciono igual que Chalayra. Después de escuchar los
concejos y opiniones de Carolyn me fui a dormir esperando recupera fuerza para
el día que me esperaba.
Al siguiente día, creí
que todo seria lúcido, pero en cambio todo fue inconcebible. Violeta me despertó
temprano cuando apenas la luna se despedía de nosotros y aun así no me
sorprendió verla tan enojada y furiosa.
-Despierta-me grito
Violeta y me saco de la cama.
Sin demora me hizo tomar un baño del cual no
fue agradable por el agua helada, me vistió con unas prendas que no pude
distinguir, Violeta me arreglo en cabello hasta dejarlo de una forma extraña y más
aun me maquillo.
Después que termino de arreglarme,
no comprendía su afán por dejarme tan representable.
¿Violeta porque haces
esto?-pregunte cuando esta me rociaba perfume en el cuello.
Me lanzo una mirada extraña
ya que no era de enojo o de consuelo solo era frustración.
-Hago esto por mi hijo-me respondió.
Me quede cayada a la
espera de una explicación más profunda y esta supo que yo esperaba más que una
respuesta simple.
-Jonathan es lo más
valioso que he tenido-arque una ceja- mis hijas son una parte importante para mí,
pero Jonathan es mi primer hijo. Cuando eres madre siempre tienes debilidad por
uno de tus hijos y mi debilidad es Jonathan. Siempre he sido más flexible con él
y siempre he querido darle lo que nunca tuve-. Me explico y continuo- hay en ocasiones
que temo que mi hijo tome una decisión precipitada y errónea que lo haga
arrepentirse de por vida. Aunque ya lo has notado mi hijo es muy terco y cuando
le entra algo en la cabeza es difícil de hacerlo cambiar de parecer, pero si mi
hijo te quiere a ti por que ir me contra él.
“te aceptar en mi
familia por el bien de todos, aceptare a tu hijo como mi nieto y hare lo
posible por hacer que todo resulte ya que no quiero perder a mi hijo.”
Quise decir algo, pero
de mis labios no salió ni la mínima silaba.
-No tienes que decir
nada, solo no le hagas daño a mi hijo-. Me advirtió mi futura suegra.
Asentí ya que no podía
hablar.
-¡Ya termine!-exclamo y
sonrió con satisfacción- ya puedes mirarte en un espejo. Te dejare un momento
asolas.
-Gracias-agradecí-
gracias por todo.
-No me decepciones-solo
se limito a decir y se fue de la habitación. Después que cerró la puerta me dirigí
al baño con tranquilidad y al mismo tiempo con nerviosismo.
Cuando me mire al
espejo no pude evitar taparme la boca con las manos por el asombro e impacto.
Mi cabello rizado esta recogido gracias a la ayuda de una tiara y unos pinches
azules; mi rostro denotaba belleza pura además de preocupación, asombro y valentía,
pero lo que mas que me impacto fue el vestido blanco y el velo en mi cabello del cual era sostenido por una tiara de plata.
El vestido era estilo
español con un toque rustico y simétrico del cual me dejaba el pecho y espalda
descubierto y con una cola pequeña de lentejuelas. Aquel vestido era hermoso y
luminoso como la sortija que brillaba en mi mano izquierda.
Lo sentimiento fueron
fuerte, pero esta vez no llore ya que era una decisión del cual yo no me podía
arrepentir. El destino me puso a Jonathan en el camino para que me casara con y
fuera una esposa y madre responsable.
No supe por que pero
necesitaba a un amigo, un amigo que me entendiera y me consolara sin importar
cual fuese la situación. Un amigo que me quisiera y me aconsejara por el bien
mío. Yo no quería tener a Raúl, Kyo, Ricardo y ni siquiera a Romeo a mi nado.
Yo quería tener la compañía de una persona mas especia e importante para mi, un
amigo que pudiera apoyarme en esta situación. Yo necesitaba a Paris, lo nesesitaba
mas de lo que una flor necesitaba los rayos del sol o la lluvia en el verano.
Aunque por primera vez
me sentí desgraciada ya que no tenia Paris a mi lado. En el pasado visualice a
París como mi gran amigo y el hombre que una vez quise amar con pasión, pero
hoy llegue a sentir que Paris era mas que un amigo.
-Paris-pensé con dolor.
Sin saber en lo que
hacia tome mi teléfono y marque el numero telefónico de Paris.
Necesitaba escuchar su
voz, su aliento y su alegría para si sentirme mejor.
-¿Escuchar su voz no
haría daño alguno?-pensé en mi mente.
Sonó tres veces y espere hasta que alguien
contestara el teléfono.
-Hola-saludo una femenina
que reconosi rápidamente.
-Hola-salude sin poder
evitar el nerviosismo.
-Julieta-saludo
rápidamente Isabella.
-Si-admití y sentí la
alegría ya que volvía a escuchar su voz.
-¿Como estas?-pregunto
con nerviosismo-¿piensas volver?
-estoy bien y no pienso
volver-asegure y sentí como el enojo salía de mis labios.
-¿Porque
llamas?-pregunto Isabella con el mismo tono nervioso.
-¿Quería saber como
estaba Paris? –le respondí y al mismo tiempo le hize una pregunta.
-Mi primo esta
superando la depresión que le has causado-me respondió y pude captar el enojo y
el resentimiento en su voz.- Julieta sabes una cosa cuando supe que te ibas creí
entender que todo volvería a la normalidad, pero no todo a sido un caos.
Gracias a ti mi primo esta usando drogas y pasa la mayor parte del tiempo borracho.
Sabes que es lo más horrible que te sigue a mando y buscando, todavía no ha
perdido las esperanzas de encontrarte.
Me quede cayada y ella
continuo.
“Mi primo a tirado su
vida por la ventana por ti y aun así tienes el descaro de llamar cuando me
prometiste que no te acercarías a nosotros. Han sido los peores meses de
nuestras vidas y tengo miedo que mi primo cometa una locura, así que es mejor
que no llames y no vengas a buscarnos ya que todo se va a remendar.
Una piedra cayo en mi
estomago y perdí el habla. Respire varias veces antes de continuar en la
conversación.
-Tienes razón, no debí
llamar. Llame por que sentí la necesidad de escuchar la voz de tu primo-. Mi
voz sonaba apagada y triste.-Quería saber si todo esta bien, pero veo que mi
llamada lo complicaría todo y lo lamento mucho Isabella. No volverá a suceder,
lo prometo.- prometí y colgué antes que esta dijera otra cosa.
-Mi maldita culpa-
maldije y sentí un resentimiento en mi corazón.
Las lágrimas comenzaron
inundar mis ojos y comencé a respirar por la boca, para si controlar el
sentimiento de resentimiento y culpa.
-¿como podía haber sido
tan tarada? ¿Qué hubiera pasado si Paris hubiera tomado el teléfono? ¿Qué le
hubiera dicho?
“Ah…que tal Paris.
Sabes una cosa estoy embarazada de ti, pero no tienes de que preocuparte ya que
me voy a casar con hombre agradable, pero no te enoje ya que no habrá noche de
boda. Ya que el homosexual, sus ojos esta fijos en los hombres y yo no soy nada
apetecible.”
Suspire y borre todos
esos pensamientos de la mente.
Espere varios latidos
de mi pobre y alocado corazón a la espera de que alguien apareciera en mi
búsqueda.
-¿Ya estas lista?-me
pregunto Mateo detrás de la puerta.
-Si-respondí
conteniendo el llanto y el dolor.
Abrí la puerta con una
sonrisa celestial y con ironía.
Salí de mi habitación y
me encontré con mi futuro suegro.
Mateo me observo por un
lapso de segundo y me sonrió del mismo modo que solía hacer mi padre cuando
estaba orgullo.
-Esta hermosa- me dijo
y me sonrió para darme valor.
Me sonroje sin poder
evitarlo.
-Gracias- agradecí por
su comentario-, será mejor que vayamos a la iglesia.
-Tienes mucha razón-
coincidió.
Mateo me abrazo con ternura
y sin yo poder contenerme le devolví el abrazo con el mismo cariño.
Mateo me soltó y me
volvió a sonreír.
-ya eres parte de mi
familia-.me dijo Mateo.
-Es bueno saberlo- dije
siguiéndole la corriente y le sonreí con hipocresía.
Después de ir al
vestíbulo nos encontramos con la mayoría de los huéspedes.
-Hola chicos-los
saludes con entusiasmo y todos los presentes comenzaron a elogiarme.
Aparente ser la novia perfecta. La novia que
suele estar feliz en el día que se va a casar con el amor de su vida. Abrase a
muchas personas, sonreí aparentando ser feliz y reí ocultando el enojo la
tristeza y la desgracia que me abalanzaba sobre mi. Hubo un momento en tuve sobre mi una lluvia
de flash y luces plateadas.
Después del jaleo y mis
risas forzadas, Mateo, las gemelas, Leónidas y Edwin(los dos amigos de Jonathan)
y yo nos fuimos a la iglesia.
La ceremonia no fue tan
horrible como pensé, ni siquiera fue tan horripilante y deprimente que mi
fiesta de graduación. Solo vasto con las palabras de un padre, un acepto de Jonathan
y mío y un beso sencillo para ser marido y mujer. Después de la ceremonia
católica volvimos a la pensión.
La fiesta fue tranquila y humilde gracias a
los gusto de las gemelas. Jonathan y yo
reímos, bailamos y celebramos como los esposos entusiasmados y felices. Todos
los presentes se mostraron tan contentos y felices que ni siquiera notaron las
risas forzadas de Violeta. En un momento
dado mi mente vago a los recuerdos del pasado y recordé el día de mi
graduación. Recordé todos los sentimientos extraños que sentí aquel día extrovertido
y llegue a comprender que la fiesta de mi boda resultaba menos espeluznante y
deprimente. Ya que no tenia la preocupación de ser decepcionada, a plantada y
lastimada por Romeo y tampoco me encontraría con un chico encantador como
Paris.
El tiempo paso como el
huracán sin compasión y sin ternuras y la noche nos abrazó con su velo negro.
Jonathan y yo aparentamos ser los esposos enamorados y deseoso por compartir un
poco de intimida, así que nos fuimos antes de la media noche a nuestra nueva
habitación. Para mi gran sorpresa mi nueva suegra hizo las gestiones para tenernos preparados una de las habitación
maritales, para si disfrutar de nuestra noche de bodas. Aunque Jonathan y yo
sabíamos que nada iba a pasar entre nosotros más que un sueño prologando y
tranquilo.
Después que me bañe, me
cepille el cabello y los dientes con dureza, me fui a acostarme en mi nueva
cama donde mi esposo me esperaba. Me acosté en silencio y no dije nada mientras
me acomodaba a su lado. La negrura de la noche nos abrazó y a ninguno de los
dos nos molesto ya que era menos bochornoso e incomodo.
Mas aun cuando yo
contenía las lagrimas y los sollozos lastimeros.
-Amelia-me llamo
rompiendo el silencio mortal que nos acompañaba.
-¿Que ocurre?-pregunte
e intente sonar indiferente y tranquila.
-¿Estas bien?- me
pregunto preocupado por mi silencio y mi estado extraño.
-Si- respondi aunque no
sabia si era cierta o falsa esa respuesta ya que yo no sabia como me sentía.
Mis emociones estaban descontroladas.
-Prometo que todo
saldrá bien-m e prometió con sinceridad.
Trague hondo y asentí
en la oscuridad.
-Gracias por casarte
conmigo y prometo que todo saldrá bien-. Prometi y en mi voz no hubo una nota
positiva ni buena si no el pesimismo y la poca esperanza.
Mi esposo al notar mi
poca confianza me abrazo y me consolo con ternura y cariño. Jonathan comenzó a
caturearme una canción que yo desconsia. Yo deje de pensar y me entregue
rápidamente a las densas aguas de la alucinación.
El reloj nunca se
detuvo jamás, pero sus manesillas pasaron rápidamente sin detener para tomar un
descanso. El otoño paso con sus lluvias heladas y con sus brisas juguetonas y
animadas dándole paso al invierno helado y cruel que no dejo mas que tormento y
nieve interminable.
Aunque el invierno fue
agotador con ansias espere la llegada de la primavera que todavía no llegaba a
mi hogar.
Yo era una mujer de
seis meses de embarazo, casada con un hombre amable, cariñoso y homosexual,
tenia una familia fabulosa y grandiosa.
Ya la juieta que un vez
fui desaparecia con el invierno, ya yo no era la mujer delgada con curvas
esbeltas y deseadas. Yo era la mujer de pies inchados, con un sobrepeso notable
y con una evidente pansa. Había en ocaciones que no podía caminar por el peso
de esta y se me cortaba el aire cuando caminaba mucho.
Aunque mi embarazo
parecia normal para los ojos de todos no era asi. Yo tenia demasiadas
complicaciones ya que mi cuerpo no venia a la medida de un embrazo como este,
mi doctor me recomendó reposo y una estricta dieta del cual todos a mi
alrededor me asian cumplir. Jonathan , mateo y mas aun Violeta se mostraban
preocupados por que yo tenia la posibilidad de perder el bebe.
Lo ma sorprendente que
había ocurrido despues de la boda fue el cambio radical de violeta hasia mi,
ella me ayudaba cuando no podía hacer las cosas que solia hacer antes, me
complacía en mis antojos y me ayudaba acomprar las cosas del bebe.
A pesar de todo no me
conformaba con todo lo que ocurria a mi alrededor ya que me hacia falta Paris.
Varias veces hable con mis amigas y estas no sabían de su paradero desde haces
meses, pero me conforme de que todas las personas que yo quería con el corazón
estuvieran bien. Mis amigas me mantuvieron altanto de lo que ocurria por el
otro lado del mundo y al igual yo las mantenía altanto de la vida que tenia
ahora.
Chalayra me conto con
lujo y detalle de la bella boda de Raul y Sandy y Kyo me relato sin desventura
la genial y costosa boda de Romeo y Rosalinda. Para mi gran sorpresa me alegre
por todos los acosentimiento que habiam ocurrido en mi asusencia.carolyn seguia
estudiando ciencias forences, chalayra se había transferido al extranjero a
estudiar medicina en general, mi gran amigo Ricardo estaba terminando sus
cursos avanzados de ingeniero en el extranjero, Kyo estaba haciendo lo posible
para ser feliz a mi mejor amiga y mis padre estaban muy felices ajenos de mi
vida en Europa.
No obstante mis padre
aun no sabia que estaba embarazada y casada, para su entender yo estaba
estudiando en el extranjero lo cual era sierto. A pesar que estuviera embarzada
seguia estudiando con esmero y orgullo.
Había en ocaciones que
mi mente vaga y viajaba a la lejanas densas de las tristesa y volvia a
encontrar la única imagen de Paris. Caundo pensaba en el me sentia desdichada,
miserable, melancolica, terible y había veces que que me deprimía. Mi suegra
pensó que esos estados de animo se debía a mi criatura, pero yo sabia que mi
dolor se debía a la ausencia de Paris. Paris el hombre que tuve amis pies y por
mi poca falta de afecto lo perdi. Hubo un momento que acepte que yo si
realmente lo amba.
Si, amaba a Paris mas
que mi propia vida, pero nada tenia importancia debía aconstubrarme a mi estilo
de vida. Lo deseaba y lo añoraba con dulcura. Desde su cabello castallo, sus
ragos fusicos que lo hacían perfecto, hermoso, bello y apetitoso. Yo amaba a
Paris tanto como yo quería a mi pequeña criatura.
Todo lo que hacia tenia
que ser por el bien de mi bebe, tenia que sacrificarme y mas un dar mi vida
para que nada malo le pasara. Tenia que dejar todo aun lado y luchar por
nosotros dos.
-¿Que nombre le pondrás
al bebe?-me pregunto Genesis una tarde de Marzo.
Toda la familia y los
huéspedes estabamos cenado en el salón y como siempre yo era el tema principal.
-Tienes que nombrarlo
con un nombre fuerte y honrablea-me aconsejo Mateo.
-O nombrarla con un
nombre lindo y desnte- corrijio Violeta sus esposo.
Sin importar el tiempo
que tenia de embarazo yo no quize saber el sexo del bebe, pero mis suegro
convetian y discutían respecto a esto.
-Yo pensaba nombrar al
bebe si era varon William Paris- dije y vi la esprecion hurrana de mi suegra.-,
pero si era una nina me gustaría llamarla Elena Victoria.
Mi comentario fue
aceptado por mi suegro ya que cambiaron sus espreciones huranas y divertidas.
-¿Porque vas a llamar
al bebe William Paris?-pregunto Jonathan con curiosidad y mi corazón salto con
un leve jaleo.
-quiciera llamar ami
hijo con esos dos nombre porque ese nombre es de mi escritor favorito que se
llama William Shakpear y Paris por un
viejo amigo que no tengo a mi lado-respondi y mis ojos se quedaron fijos al
candeladro del comedor.
-¿porque Elena?-pregunto
Genesis.
Aparte mis ojos del
candeladro y puse toda mi atencio en la conversación que teníamos en la mesa.
-Elena es un nombre
bonito y ella es parte la histora mitoliga y mas aun con...-dije y me
interumpieron.
-La guerra de troya-me
interumpio Barbara.
-Si recuero bien ella
estaba enamorada de Paris de troya-murmuro pensativo Mateo.
-Si-respondi.
-¿Por que
Victoria?-pregunto Violeta con curiosida.
-Asi se llama su madre
y quize llamarla Victoria por que usted amaba mucho a su madre- respondi con
sinceridad.
Pude ver varias
lagrimas salir de los ojos de Violeta y quize llorar ya que era un sentimiento
bueno y adorable.
Sin embargo rápidamente
sentí un golpesido en mi costado.
-Hay-gemi y todos los
presente me observaron alarmado.
-¿Que ocurre?-preguntaron
Mateo, Jonathan y Violeta a la vez.
-La criatura me
pateo-respondi y me acarisi la parte golpeada.-, no es nada-. Dije para
tranquilizar a todos los presentes.
Mi esposo suspiro y mi
suegra me lanzo una mirada preocupada.
Estoy bien- dije con la
frente frucida.
-Os no preocupaise ya
que mi nieto será un gran futbolista-comento y luego bibio un sorbo de vino.
Todos los presentes
soltaron una carcajad al ver la esprecion inritada de Vctoria.
-Al menos la bebe
tendrá el nombre de mi madre-comento Violeta.-esto hay que brindarlo- dijo esta
y also la copa llena de vino. Todos los presentes ecepto yo alsaron sus copas
de vino, pero eso no evito que yo alsara una un baso lleno de jugo de fresa.-.
Que Dios bendiga a Elena Victoria…
-O que Dios bendiga aWilliam
Paris del cual cuyo nombre están honorable como el príncipe de Troya-
interrumpió Mateo a su esposa y pude ver la vena del cuello sobresaltarse de la
rabia. Rápidamente todos brindamos y seguimos comiendo del festin.
Al llegar la tarde mis
esposo y yo decidimos dar un paseo matutino ya que una mujer como yo debía
hacer un poco de ejercicio.
En la plena ocurrida de
la noche y en plena nevada jonathan y yo
caminábamos por las bellas calles de Barcelona las cuales siempre estaban
llenas de paz y lujuria. Yo caminaba lentamente mientras que jonahtna me
sostenía la mano derecha y me seguia el paso como si el tuviera que soportar
todo mi peso.
-¿Amelia eres feliz?-
me pregunto mi esposo con naturalidad.
-Si- admití, pero yo no
era feliz del todo.- y ¿tu eres feliz a mi lado?- le pregunte sin temor alguno.
-Claro-respondio este.
Gracias-volvi
agradecerle y sentí una leve patada en el esotmago.- ¡hay!- exclame.
-¿Que ocurre?-pregunto
alarmado Jonathan.
El bebe o la bebe me
acaba de golpear el rinon- le dije y me detuve a tomar aire ya que me dolia el
costado.
-Ah- susurro jonathan y
suspiro con despreocupación.
Jonthann se agacho
hasta quedar a la altura de mi barriga y
susurro con voz infantil:
-Yo se que no es tu
intensión patear a Mami, pero procura usar esa fuerza para notar goles cuando
este en un partido de futbol -. El bebe o la bebe reaciono a sus juguetonas
palabras y me volvió a golpear en el mismo lado.
-Jonathan, tu no me estas
ayudando-dije y volvi a respirar sofocadamente.
-Es mejor que volvamos
a casa ya que no puedes ni siquiera respirar- . me aconsejo Jonathan cuando se
enderezo, volvió a tomarme la mano y comenzamos a caminar de vuelta a la
pension.
Cuando estuve
finalmente en la pension, jonathan me acompano hasta nuestra habitación y me
ayudo a banarme ya que yo no podía agáchame ni podía limpiarme otras areas de
mi cuerpo. Despues que jonathan me ayudara a vestirme, mi esposo me llevo a la
cama donde me acosto y me arropo con ternura para luego leerme un cuento para
dormir. Jonathan decía que la lectura podía fomentar el crecimiento intelectual
del bebe mientras que este o esta estaba en la barriga. Como siempre me quede
dormida antes de que jonathan terminara de leerme el cuento.
Por primera vez en
meses volvi a tener una pesadilla espelunante.
En esta pesadilla no
era como las anteriores, en esta pesadilla yo apareco en una habitación de muros de
mármol y acostada en una mesa de piedra. Incluso en la pesadilla yo estaba
embarazada y gritaba por el dolor que corria por todo mi cuerpo, sentía mis
piernas temblorosas y mi piel sudorosa y vicosa.
Sentía como el aire y
la vida se me escapba con cada grito y mientras yo me retorcía en la mesa de
piedra, los vi junto a mi: Sebastián, Jonathan, Kyo, Raul, Ricardo, mi padre,
Romeo y todos los hombres que tuve en mi camino, ecepto Paris que no tenia
presencia en mi pesadilla. Todos esos hombres se mantenía de pie frente a mi
sonriente y mormurando unas palabras que yo desconosia ya que parecia de una
lengua muerta y estrana.
Volvi a gritar con
dolor y lo vi por primera vez .
Paris
Sentí como mi corazón
saltaba y se retorcía de alegría al verlo. Paris seguia siendo guapo y hermoso.
El era el hijo de los seres mitologico Adonis y Afrodita
Sus ojos eran verdes
esmeralda y brillaban con alegría y exitacion, su cabello cabello castaño
seguia siendo largo y lacio, su cabello seguia teniendo un tono dorado como si
brillara sin ninguna ayuda del astro rey. Su musculatura volvió a sorprenderme
de una forma espectacular y además de su cuerpo capte que tenía una sonrisa
tranquila y divertida del cual no me agrado.
-Ayudame- suplique y
rápidamente volvi a gritar de una forma desgaradora.
Paris no dijo nada y se
acerco a mi lado.
-Por favor
ayúdame-suplique entre dientes.
¿Porque quieres que te
ayude si tu no me amas?-me pregunto Paris.
-Yo te amo-grite con
dolor y enojo.-y estoy embarazada de ti.
Ya lo sabia- comento y
su sonrisa se hizo mas evidente.-, pero yo no te amo…
Mi corazón se detuvo y
sufrió repentinamente, los dolores corporales no se comparaba con los dolores
en mi corazón.
Le lanze una mirada de
auxilio a Paris , pero este me ignoro.
-Tu presencia no es muy
grata en este mundo y no es nada divertido no tener a quien sacrificar-. París
dijo con un tono divertido y jugueton. –ademas ese hijo es tuyo como mío y yo
no quiero que nazca.
-París…-intente hablar
y comencé a temblar quejumbrosamente.
Mis ojos parecían
desorbitados, pero pude ver que Romeo se acercaba a Paris y le entregaba una
daga a puntiaguda. El encuentro de ambos hombres fue amistoso y sereno, como si
los dos hombres que una vez tuve a mi lado fueran amigos del alma. Paris
sostenía la daga con orgullo y serenidad.
-Alejate de mi- le
oredene e intente levantarme de la mesa de piedra pero no sirvió de nada. Todos
los presentes excepto Romeo, Paris y yo murmuraban con armonía y alegría
aquellas palabras desconosida y muertas. Nuevamente intente en vano ponerme de
pie, pero sentí un crujido en mi espalda y en mi pelvis y volvi a gritar con
dolor.
-Te prometo que no te
va a doler nada despues que pase la tempestad- me prometió Romeo y volvió al
lugar que había ocupado hace unos segundos.
Mi cuerpo estaba muy
devil para luchar o apartarme de Paris, ni si quiera luche cuando sentí que me
desgarba la ropa y me dejaba desnuda ante todos esos hombres. Las contracciones
era dolorosas y mortales, apenas podía respirar y varias veces comencé abomitar
sangre. Quería salir de esa esena, pero como. A pesar del dolor yo no quería
empujar, pero el dolor era enloquecedor
asi que cuando Paris me ordeno que empujara empuje sin pensarlo dos
veces y me arrepentí de haberle hecho caso cuando escuche el llanto del ser mas
hermoso de mi mundo. Mi bebe.
-Un varon- grito Paris con entusiamo.
-Dame a mi bebe- le
grite a parís.
Mi bebe lloraba, pero
auqellanto parecia el canto de las aves.
París me hizo caso a
medias me acerco a la criatura aun sosteniendo la daga en la mano izquierda.
Mi vista se nublaba, pero pude ver que era un
varon. Tenia un cabello castano y rizado, tenia el rostro delgado, también tenia una nariz
pequeña,rápidamente pude ver lo delicado,calido y sensible que resulataba por
su delgades. Aunque William Paris estaba cubierto de mi sangre y de un tejido
gritezco resultaba hermoso y perfecto. Sentí las ansias de sentir su piel sobre
la mía, escucahar el latido de su corazón o su pequeña respiración era un sueno
echo la realidad.
-dame a mi bebe-volvi a
ordenar con dolor, pero París no me hizo caso. Mis ojos se agudizaron y observaron
con melancolía lo que hacia Paris, este tomo a nuestra criautua y lo sostuvo en
el aire con la mano derecha .mientra que en la mano izquierda sostenía la daga
a filada y con una voz potente y sensual dijo:
-Oh Lilith te entrego a
mi progenitor como ofrenda de mi gran devocio a ti y te entrego a la mujer que
una vez ame con el corazón y el alma-dicho eso bajo con delicadeza hasta
tenerlo a la altura de sus ojos y le dio el beso de judas.
-NOOOO-grite con dolor.
Sin espera nada mas
tomo la daga y se clavo en el pecho a William. Mi pateador de futbol comenzó a
llorar por el dolor y súbitamente murió antes de que yo me hubiera desangrao
por completo. Su padre tiro al suelo la daga y con la mano libre se las ingenio
para sacarle el corazón a mi bebe. En el momento que ocurria esto comenze a
gritar y hacer el máximo esfuerzo por ponerme de pie e intentar llegar a donde
estaba Paris y matarlo con mis propias manos.
Todo el esfuerzo fue en
vano ya que no pude moverme.
Luego que Paris le arancara
el corazón a mi bebe lo arrojo al suelo como si en ese cuerpo nunca hubiera
habitado un ser vivo y hermoso. Despues Paris sostuvo el corazón a la altura de
todo los presentes.
-Oh salve la gran
Lilith – todos gritaton en un coro melodioso.
-Mi bebe…-comencé a
decir ya que no sabia que otra palabra articular.
Todos los presentes se
olvidaron de mi presencia y volviero a labar a la madre de los demonios.
Por mi rostro
comenzaron a correr lagrimas armagas y sentí como el aliento se me escapaba.
Escuche como mi corazón dejaba de latir ya que todo lo bueno que ame ya no
existía como devio existir.
-Amelia despierta- me
ordeno y una voz lejana que me saco de aquel lugar horripilante.- ¿porque
gritas?-me pregunto mi esposo.
Escuche el grito que
salia de mis labios y corria por mis cuerdas vocales. Repentinamente me calle y
me quede quie
Abri los ojos y la luz
de la habitación me dejo siega por un momento, pero luego sentí un repentino dolor
pulsante en mi admen. Poco a poco recuper la visión y encontré a Jonathan mi
lado.
Gemi, pero el dolor fue
tan fuerte que solte un alarido.
-Amelia-me llamo
Jonathan.
-Necesito ir al bano-le
dije a mi esposo y este me ovedecion. Se puso de pies y se dirigió a mi lado
para ayudarme a incorporarme pero Jonathan se detuvo en seco cuando me vio
fijamente.
-¿Que?-pregunte sin
fijarme en sus ojos, me sentí terrible y un sudor viscoso comenzaba a correr
por mi rostro.
-¿Que mierda
pasa?-escuche que preguntaba Jonathan, pero su voz sonaba lejana. Yo me sentía
lejana, pero aun asi hize el intento de prestarle atencio,pero el dolor era
terrible.
-Me duele
mucho-explique entre dientes.
-Es mejor que vallamos
al hospital de inmediato- me ordeno sin esperar una protesta mia. Jonathon se
las areglo rapidamnete para cargarme como si yo fuera una bebe. Sentí otro
choque de dolor y contuve el grito. El sudor era detestable en mi piel, mas aun
el frio que me congelaba los huesos y repentinos temblores que recoria por mi
cuerpo no eran buena senal.
-¿Que ocurre Jonathan?-
pregunte y cerre los ojos ya que la luz me molestaba.
Escuche como jonathna
se las ingeniaba para abrir la puerta y salir por esta. Los paso de jonathan
resonaba por todo el pasillo
-Tienes una hemorragia
y estas votando mucha sangre- me respondió y repentinamente abri los
ojos.recorri rápidamente con mis ojos todo mi cuerpo mientras mi esposo me
cargaba, vi toda la sangre que me cubria las pierna y manchaba mi camisón.
Sin contenerme comencé
a temblar de una manera espelunante, sentí nauseas y un dolor horrible en todo
mi cuerpo. Me costaba trabajo dejar de temblar y mantenerme quieta. Mi cuerpo
estaba en un caos total, pero en mi mente no había cordura y serenidad.
El dolor volvió y contuve
el grito.
-Amelia-me llamo
jonthan con voz preocupada.
No dije nada, cerre los
ojos, contuve cada grito de dolor y me quede quieta respirando como debía hacer
en semejante situación. No quería descontrolarme, solo quería matenerme serena
y con fe de que todo iba a salir bien despues de todo. aunque yo soportara el
tormento jonthan no dejaba de hablar.
-¿Te duele algo?-me
pregunto.
asenti con la cabeza y
deje de escuchar a Jonthan ya que no me ayudaba a concentrarme. Yo debía
mantenerme positiva, para que mi bebe se mostrar igual que yo.
Apenas abri los ojos cuando
salimos de la pension, tampoco los abri cuando mi esposo me subió al automóvil,
pero si abri los ojos cuando jonthan y yo entramos a la sala de emergencia.
Jonathan me carga como si yo fuera un bebe, rápidamente se acerco a la primera
enfermera que vio.
-Enfermera ayúdeme mi
esposa tiene una hemoragia y tiene contraciones de parto- le explico con un
gran tono de suplica.
No supe lo que dijo la
enfermera ya que en ese instante tuve una contracion fuerte y lanze un grito
que me desgarro en alma. Súbitamente me pusiera en una camilla y me llevaron al
quirofano.
Las luz de quirófano me
dejo muy ciega, pero hize el gran esfuerzo de mantener los ojos abiertos.
Mis ojos estaba de un
lado a otro, no sabia que pasaba.habian doctores y enfermeros por todos lados,
apenas los escuchaba y les prestaba atención ya mi única preocupación era mi
hijo.
Una enfermera de
cabello castano y ojos verdes me tomo el brazo derecho y dijo con voz serena:
-Todo saldrá bien- me
tranquilizo y sin decirme nada introdujo una aguja en una de mis venas. Pude
ver como la morfina entraba por mis venas e invadían cada parte de mi cuerpo y
con este liquido el dolor se alejaba de mi ser. Aun asi sentí una sensacion estrana
en mi cuerpo y por primera vez desde que llegue a quirófano sentí la necesidad
de hablar.
-Salve a mi bebe- le
suplique a la enfermera.
-Hacemos lo que
podemos- susurro ella y me puso una mascarilla de oxigeno.
-SALVE A MI BEBE-le
grite con dolor, pero no un dolor físico si no por el dolor incompresible que
surjia en mi pecho.
Las lagrimas corian por
mis mejillas y la respiración se me dificulataba con cada grito de agonia que
yo lanzaba. Aun en mi estado no sabia que ocurria, la enfermera seguia a mi
lado consolándome y diciéndome que todo hiba a salir bien y que no tenia que
preocuparme.
Claro que tenia que
preocuparme era la vida de mi bebe, el bebe que tiene la parte de Paris y otra
parte mia. El bebe que yo anhelaba tener en mis brazos y darle todo mi cariño y
protección. A pesar que en mi vida había cometido muchas locuras no me arrepentía
de haber amado a Romeo ya que él me impulso a conocer a Paris y este me otorgo
una pequeña parte de su ser. Todo lo que hice me llevo a tener un bebe de
Paris.
París me había dado el
regalo más hermoso de mi vida, un hijo y yo como madre debía mantenerlo con
vida cueste lo que cueste.
-Ella está perdiendo
mucha sangre-escuhe que decía una doctora.
-Salven a mi bebe-volvi
a decir.
Nadie me escucho.
-Salve a mi bebe y
déjeme morir- suplique con lagrimas en los ojos.
-Tranquilízate- dijo la enfermera y sin
contenerme la mire con odio.
-¡No!-exclame
repentinamente.
-Cálmese señora- me
susurro la enfermera.
-¿Que esta
pasando?-pregunte.
-El doctor esta
haciendo una cirujia-me respondió.
-¿Porque?-pregunte,pero
esta me ignoro.
La enfermera de cabello
castano no dejaba de susurarme cosas al oído, pero el trabajo era en vano ya
que yo no le prestaba atención ya que mi verdadeo esfuerzo era mi bebe.
-¿Qué pasa con mi bebe?-pregunte
y sin poder contenerlo sinti como algo surjia de mi ser y salía rápidamente de
mi boca y por mi nariz.
Repentinamente el
rostro de la enfermera se volvió una mascara de horror. Yo tenia el rostro
cubierto de sangre y no podía ver lo que pasaba, apenas sabia que estaba
ocurriendo. No sabia que que estaba pasando con mi adorable bebe.
Algo estaba ocurriendo
con mi bebe y conmigo, algo que los doctores y enfermera no se habían percatado
era que uno de los dos hibamos a morir.
Teniendo en cuenta que las deciones que había
tomado en mi vida me habían llevado a tener un hijo de Paris y que tenia que
sacrificarme por este era una buena forma de morir.Morir por mi hijo seria el
acto mas hermoso del mundo y era la mejor forma de terminar mi vida.lo único
que lamentaría es que mi hijo no sabria la clase de madre que tuvo y mas aun no
sabra la historia que nunca sea había escrito.
Volvi a escuchar
diferentes tintineo y ruidos estranos a mi alrededor y no supe lo que estaba
ocurriendo entre los doctores y enfermera. Intente distinguir el vocabulario de
los doctores y enfermeras pero fue envano.
Súbitamente me sentí
mareada y sin evitarlo los ojos se me cerraron. Me sentí devil y peor aun no
sabia que estaba pasando, pero solo se que despues que mi ojos ceraron escuche alaridos,tinteneos
y por un segundo quize escuchar el llanto del ser mas hermoso de mi mundo, pero
este no se hizo escuchar.cuando mas aun me alejaba de la vida una corriente de
electricidad me devolvía a esta y con ello se detenia el fstidioso ruidito.