miércoles, 23 de enero de 2013

la mujer que nadie tiene capitulo 7





La muerte de un ser amado



Luego de pasar cuatro semanas en la pensión  flor del mediterráneo, me sentí a gusto. Me sentí tan a gusto y ocupada que ni siquiera recordé que cumplía años.

 Estudiaba durante el día y por las noches trabaja como mesera en un restaurante italiano. En el instituto me iba fenomenal aunque en cierto modo era agotador y duro, hice muchos amigos pero ellos no se comparaban con Carolyn, Chalayra, Raúl y Kyo. Por las noches trabajaba como mesera y me daban buenas propinas y con el dinero que ganaba paga la renta en la pensión.

Cuando tenía tiempo hablaba con mis amigos, cada uno de ellos me relataban las cosas buenas y malas que ocurrían en sus vidas. Siempre que tenía tiempo escribía cartas para mis padres y mis amigos y luego las enviaba por coreo, en varias ocasiones envié postales a mis padres para que pudieran apreciar de la hermosura de España.

Cuando tenía mis días libre solía ayudar en la pensión, me gustaba pasar tiempo en la cocina ayudando al esposo de Violeta del cual se llamaba Mateo.

Mateo era un excelente cocinero y me contaba historias geniales y divertidas de piratas y náufragos. De vez en cuando ayudaba Jonathan o Génesis y Sofía a limpiar en la pensión.

Génesis y Sofía eran las hermanas gemelas de Jonathan.

Génesis era dominante, arrogante, inteligente y toda una campeona. Génesis era campeona de la liga juvenil femenino de boxeo, pero más que nada era hermosa, tenía el cabello negro como la noche y unos ojos cafés, domínate y fuertes. Ella era toda una leona y no se comparaba con Sofía.

Sofía era diferente a su hermana, ella era sensible, humilde, trabajadora, pero no tan hermosa como Génesis, tenía unos ojos grandes, tenía un cabello negro, una nariz larguirucha y su cuerpo esquelético sin curvas y belleza. En el tiempo que llevaba en la pensión descubrí nadie se podría comparar con violeta.

Violeta era una mujer ruda, seria y tenia de corazón duro. Siempre estaba de un humor de perros y en ocasiones yo misma le tenía miedo. Había veces que compadecía a todas las personas que estaba alrededor de esa mujer de carácter dominante y cruel. Desde su principio tuve que tenía que tener cuidado con aquella mujer.

En la pensión flor del mediterráneo nunca había un huésped que durara una semana, los cual resulta fascínate por que había días que tenía un compañero diferente en la habitación de al lado. Aprendí que no importaba que nacionalidad, tu personalidad, tú eras bienvenido a estar en esa pensión.

Jonathan y yo éramos Uña y carne.

Para Jonathan yo era su caja de pandora, yo guarda su íntimos secreto, un secreto tan sorprendente y tan serio. Luego de mucha confianza y amistad Jonathan me confesó que era homosexual. Al principio Jonathan espero enojo y rechazo por mí, pero no le correspondí así. Yo apoye de mil maneras a Jonathan.

Jonathan se volvió como un hermano mayor para mí. Siempre me ayudaba en mis deberes y platicaba conmigo, cuando no teníamos nada que hacer me llevaba a lugares tranquilos y pasivos para que yo me tranquilizar.

Nunca entendí porque él  me veía alterada o triste.

Yo no estaba triste ni tampoco estaba feliz al contrario yo controlaba cada emoción de mi ser por no llorar o no demostrar mis sentimientos sin embargo en un modo extraño todos notaban mi baja autoestima. Desde que comencé a vivir en la pensión no tenia sueños extraños ni pesadillas, dormía sin tener que sonar. Había veces que pensaba que era bueno y otras veces pensaba que era malo, sin embargo no le di importancia. Seguí con mi vida y con desesperación intente olvidar a Romeo y a Paris, pero cada vez que pensaba en ellos me dolía el pecho y sentía las ganas de llorar y de morir.

Eso era lo que debía hacer morir ya que yo no tenía nada que perder, pero una parte de mi ser buscaba una razón buena por la que yo no debía suicidarme.

¿Cual sería ese motivo?

Mi cuerpo actuaba de una forma extraña, había veces que tenia nausea, mareos y cambios de humor. Supuse que se debía al estrés que tenía en mi ser, falta de alimentación y al trabajo agotador en que yo misma me había sometido.

Pasaron días, semanas y un mes y todo seguía igual. El dolor y las nauseas eran cada vez más fuerte. Ya yo no era lo suficiente valiente para resistir las lagrimas, varias veces llore por tonterías y me deprimía con más intensidad. Incluso me dolían los senos y no entendía porque… El olor a comida me producía nausea y dolor de cabeza, mi cuerpo estaba débil y extraño. Había veces que quería que detener todos esos cambios en mi cuerpo, pero que era lo que me pasaba. Temerosa no fui al hospital, no era lo suficiente valiente para hablar con un doctor de mis cambios físico y de mi estado anormal.

-Amelia- me llamo la señora Violeta.

-Si- respondí.

Ambas estábamos asolas en la cocina. Violeta parecía más preocupada de lo normal.

 -Quiero que te hagas una prueba de embarazo- me ordeno ella con un tono amable.

-¿Por qué?-pregunte sin comprender.

-Todo lo que te está ocurriendo, solo le pasa a una mujer embarazada-explico.

-Pero…-comencé, pero Violeta me interrumpió.

-¿Cuando fue tu último periodo?- me pregunto con seriedad la recepcionista.

Me disponía a responderle, pero mi mente me impidió el habla. Mentalmente comencé a contar los días hacia atrás y me lleve la mano a la boca intentando a hogar un grito de sorpresa.

-Levaba tres meses sin tener mi periodo menstrual…-pensé y mi mente se quedo en blanco al recordar mi velada con Paris.

Paris y yo habíamos tenido relaciones sexuales sin protección y sin tomar en cuenta los riesgos que conllevan.

-imposible- me limite a decir después que aparte mi mano de mis labios.

-Nada es imposible- me aseguro Violeta.

Antes que dijera otra cosa me entrego varias pruebas de embarazo y yo las tome sin decir otra palabra.

-Cuando termine me buscas en la oficina- murmuro y ambas salimos de la cocina. Violeta se fue a la recepción y yo me dirigí corriendo al baño. Tropecé con algunos turistas y no me importo disculparme o decir una palabra de consuelo. Llegue al baño con los nervios descontrolados, con los dedos temblorosos leí cuidadosamente y pasivamente las intrusiones varias veces. Cuando finalmente entendí el procedimiento, hice la primera prueba. Todavía sosteniendo la prueba y manteniendo mis ojos cerrados pensé en las consecuencias de mis actos.

 ¿Qué pasaría si yo estuviera embarazada? ¿Que haría? ¿Debería llamar a Paris e informarle que estaba embarazada?

¿Qué dirían mis padres cuando se enteren de que van hacer abuelos?

Si llamara a Paris ¿cómo lo tomaría? ¿Me apoyaría? ¿Me reclamaría que me hiciera un aborto o que aceptara la adopción?

-¡Jamás abortaría!- exclame muy bajito sin tener que pensarlo en mi mente. Jamás haría tal cosa, quitarle la vida a una criatura seria el crimen más atroz y a pesar que en un momento de mi vida jure que nunca tendría hijo ya que no sería una buena madre y que apenas podía con mi propia y alocada vida. ¿Como yo podría cuidar a un ser tan delicado?

Si realmente estaba embarazada afrontaría todos los problemas que tenia adelante.

Sin París o con Paris saldría a delante.

Abrí los ojos sin temor si no con valentía y tranquilidad. En la prueba de embarazo había ocurrido un cambio, un signo de + brillaba con un tono rosado. La prueba era positiva yo estaba embarazada, pero aun así quise asesorarme que no estuviera a resinado, nuevamente hice otra prueba y el signo de + fue más reluciente cada vez. Hice dos pruebas más y sus resultados fueron como las otras pruebas positivas.

-¡Estoy embarazada!-exclame después de votar todas las pruebas a la basura. Mi corazón latía con una velocidad impresionante y casi dolorosa.- ¡estoy embarazada de Paris!-volví a exclamar y sentí una sensación rara en mi ser. Sin contenerme comencé a llorar desconsoladamente y no sabía con exactitud porque era la razón de mi llanto.

Cuando finalmente deje de llorar, me limpie el rostro y me fui a la oficina de Violeta.

Toque dos veces antes de entrar.

-Entra-me ordeno Violeta.

Entre y después que cerré la puerta me dirigí al escritorio de Violeta. La mujer de madurez alcanzada estaba sentada delante un escritorio de segunda mano y me miraba con seriedad y concentración absoluta. Una parte de mi ser sintió temor al ver sus ojos fijos en los míos.

-Siéntate-me ordeno y yo seguí su orden callada y preocupada.

No dije nada después que me senté en la silla que estaba frente a Violeta.

-¿Positivo o negativo?-pregunto.

-Positivo-respondí.

-¿Quien es el padre?-pregunto después de meditar mi respuesta.

Me mordí  el labio.

-Jonathan-respondí sin importar su expresión y sin importar cuán grave fuera la mentira.

-Imposible-bramo esta con enojo.

Asentí con naturalidad.

-¿Cuando ocurrió esto?-exigió saber con enojo la mujer.

-Hace dos meses-respondí sin titubear.

-¿Jonathan lo sabe?-volvió a preguntar Violeta.

-No-volví a mentir con el mismo tono serio y con una mirada seria y desconsolada.

Violeta no pudo más y estallo como una bomba nuclear.

-Eres una niña insolente, sinvergüenza y sin escrúpulo cómo pudiste revocarte con mi hijo Jonathan…

-Usted no tiene ningún derecho hablarme así- le dije con enojo.

-Si tengo derecho. Esta es mi pensión y yo te lo advertí niña…

Le interrumpí sin importarme mis modales.

-No soy una niña-le corregí.

-Ahora mismo quiero que te vayas de mi pensión y no vuelvas más. No quiero ese mocoso como nieto-dijo Violeta furiosa y descontrolada.

Mis mejillas estaba coloradas, mi corazón latía con ferocidad y apretaba los puños con fuerza.

-Claro que me voy-dije y le di la espalda. Salí de aquella habitación sin decir nada más. Ni siquiera me importo cerrar la puerta, tampoco me importo disculparme con Violeta. Solo quería irme a mi casa, quería estar con mis padres, amigos, más que nada quería estar con Paris.

Me dirigí a mi habitación.

Necesitaba pensar con más claridad y normalidad. Tenía que pensar con seriedad, mi vida era muy valiosa teniendo en cuenta que no era solamente mi vida la que dependía de un hilo si no la vida de una criatura que crecía en mi vientre.

Cuando entre a mi habitación me encontré con Jonathan, este parecía tan despreocupado como siempre. En ese segundo me sentí avergonzada por lo que había hecho y las mentiras que había dicho.

Jonathan estaba sentado en mi cama, tenía unas cartas en las manos y supuse que debían ser mías.

-Hola Amelia- me saludo Jonathan.

No dije nada solo me quede quieta a la espera de una tragedia.

Jonathan sin entender mi comportamiento me pregunto de inmediato.

-¿Que te ocurre Amelia?

Solté un gemido lastimero, Jonathan soltó las cartas. Se puso de pie y me abrazo con ternura.

-¿Qué ocurre?-pregunto y no dije nada solo me quede callada y deje que las lagrimas inundaran mi rostro.-es mejor que te siente y me explique para poderte ayudarte.

Seguí su consejo, me aparte de él y me senté en la cama. Jonathan se quedo de pie sin apartar sus ojos de mí. En cambio yo mantuve los ojos en suelo y comencé a llorar sin hacer ruido. Luego de terminar de llorar me quede quieta y conteniendo las ganas de gritar. Contuve mis impulsos y fije mis ojos en Jonathan quien había presenciado todo el drama.

-Toma esto- me tendió un pañuelo de color dorado.

Lo tome y me seque el rostro.

-Ahora dime Amelia, ¿qué te ocurre?-pregunto con ojos tranquilos y pasivos.

-Es mejor que te sientes- le aconseje con voz ronca.-, lo que tengo que decir es muy complicado.

-Soy muy fuerte, así que resistiré- me aseguro Jonathan y se mantuvo de pie.

Respire hondo y pensé en las palabras correctas antes de hablar.

-Estoy embarazada-dije tan rápido que ni siquiera yo me entendí.

-¡Que!-exclamo este.

-Si-le asegure.

-¿Quien es el padre?- me exigió saber Jonathan.

-Pues…yo le asegure a tu madre que eras tú-respondí con temor a que este reaccionara de la misma manera que reacciono su madre.

-Amelia…-comenzó el homosexual, pero no encontró las palabras correctas.

-Mejor siéntate y te explico todo-. Le acense y Jonathan me hizo caso.se sentó a mi lado y espero por mi explicación.

Con vergüenza, pero decidida le explique a Jonathan lo que me había sucedido esa misma tarde. Dije cada detalle sin excluirme del tema, pero nunca llegue hablar de Paris. También le explique la situación que tendría con mis padres y la personas más cercanas a mi si estos se entraban de que estaba embarazada.

-¿Quien es el padre?-pregunto Jonathan después que termine de hablar.

-el padre de esta creatura eres tu-dije con tranquilidad y Jonathan comprendió rápidamente.


-¿Quieres que me haga pasar por el padre de tu bebe?-me pregunto Jonathan y rápidamente asentí con la cabeza.

Jonathan suspiro y me lanzo una mirada preocupada.

-¿Quien es el padre?-me volvió a preguntar Jonathan.

-Alguien que no está en mi vida, pero si está en mi corazón- le susurre en susurro.

Jonathan no dijo nada y volvió hablar.

 -Yo tendría que darle mi apellido y dinero…- murmuro.

-No tienes que darme dinero-le interrumpí rápidamente.

-A mi no me importa el dinero-replico este ofendido.

-Solo quiero que digas que eres el padre de mi bebe, si no tu madre me echara de la pensión y no tengo donde ir. Mis padres no saben nada y menos mis amigos. Solo te tengo a ti, Jonathan. Jonathan por favor ayúdame…-comencé a suplicar con vergüenza y pena.

Jonathan no medito, solo me dio una respuesta inmediata.

-Espero que seas la mejor madre para mi hijo-me respondió mi amigo.

Rápidamente me lance sobre él y lo abrase con fuerza. Contuve las ganas de llorar y me aparte de mi amigo.

-¿Que vamos hacer ahora?-me pregunto Jonathan.

-No tengo la menor idea-musite.

No tuvimos que espera respuesta.

Violeta entro a la habitación sin tocar y se abalanzo sobre mi y por un segundo crie que iba a morir, pero rápidamente Jonathan la de tubo. Jonathan  la agarro por el brazo y bruscamente la aparto de mí.

-Suéltame Jonathan Mateo Álvarez-le ordeno Violeta a su hijo, mientras que este la tenia apartada de mi.

-No-dijo rápidamente.

-Ella se va…-comenzó y Jonathan no la soltó.

-Ella se queda y ese hijo que ella espera es mío. Si tu quieres que ella se valla, pues ella se ira, pero no sola. Porque yo también me voy-dijo con firmeza Jonathan aunque sus palabras salieron estropeadas debido al forcejeo que tenia con su madre.

-No-dijo ella y dejo de forcejear.

-Pues, Amelia se queda-propuso Jonathan con voz firme.

-Ella se va, no puedo permitir que tenga un bastardo tuyo.

-Mi hijo no es un bastardo-replique-. Usted está loca, no tiene ningún derecho de hablarme asisia le hace feliz yo me voy esta noche…

-Amelia tú te quedas-me ordeno Jonathan.

-Pero…-comencé.

-Amelia-me interrumpió Jonathan y no dije nada.

Jonathan soltó a su madre pero se interpuso entre nosotras.

No sé cómo pudiste embarazaste a esta estúpida…

-Madre no vuelvas a decir semejante barbaridad-le ordeno Jonathan a su madre.- no eres quien para tratarla de esa forma.

Violeta movió su mano derecha de tal forma que solo vi el celaje de la sortija de plata. Jonathan ni si quiera se inmuto a acariciarse la mejilla y continuo hablando.

-Si el problemas es que no quieres tener un nieto bastardo, pues que no se hable más del tema-dijo Jonathan refiriéndose a su madre.-. Yo y Amelia nos casaremos mañana si es posible-dijo Jonathan con tono serio y por un segundo quise vomitar.

Me quede quieta donde estaba y no fui al única, el silencio se lanzo sobre nosotros ya que ni el latido de mi corazón llegue a escuchar después que Jonathan dijera tales palabras.

No podía creer lo que mis oídos habían escuchado. Mi mente canalizo cada palabra antes de reaccionar, la parte más madura de mi ser se esfumo sin mirar atrás.

Yo…casarme con Jonathan, imposible.

Yo no quería casarme con ningún hombre, no en el presente ni en el futuro. Aunque tengo que aceptar que cuando era más joven quise casarme.

 Siempre soñé casarme con Romeo, pero todo fue una estúpida fantasía que nunca se llego a cumplir. En la realidad Romeo se iba a casar con Rosalinda y yo no estaba en ese final feliz. Cuando supe que era lo bueno y lo malo del amor decidí que nunca me casaría ni si quiera me paso ese pensamiento cuando estuve con Paris. No obstante cuando me escape de los brazos de Paris nunca pensé casarme y menos con Jonathan. Jonathan quien era mi único amigo.

 ¿Él era capaz de hacer esa locura por mí?

Todavía sin comprender lo que sucedía volvía a caer en cuenta que no estaba sola que estaba con Violeta y con un buen amigo.

-¿Jonathan no puedes estar hablando en serio?-le pregunte con voz ronca y extraña.

-Sí, hablo enserio-me afirmo el mirándome a los ojos. En ese segundo capte la valentía y la lealtad.-Esa criatura tendrá mi apellido y mi apoyo al igual que Amelia.

Violeta comenzó a negar con la cabeza.

-No lo tolero, no tienes idea lo que dirán los huéspedes…-comenzó  Violeta con un tono morado en las mejillas.

-No me importa- afirmo este con seriedad.

Una sensación volvió a recorrer por mi estomago y sentí como todo a mi alrededor se movía de una forma frenética, un sudor viscoso recorrió por mi rostro y la frialdad me abrazo sin esfuerzo. 

Nadie se fijo en mí y quise protestar, pero tenía que aguantar las ganas de vomitar.

-Jonathan- comencé a replicar.

-Amelia me permite un segundo con mi madre- me pidió Jonathan.

-Si-dije y salí de la habitación. Cuando cerré la puerta detrás de mi escuche gritos y replicas las cuales nunca había escuchado en mi habitación. Luego de millas de latidos mío Jonathan me llamo y volví a entrar a mi habitación.

Violeta estaba furiosa y parecía que le iba a dar un infarto del coraje.

-¿No cambiaras de idea?- le pregunto Violeta a Jonathan.

-No-dijo su hijo.

La mujer espero un segundo antes de hablar, ni siquiera me fije en su expresión ya que cerré los ojos.

-Ella se puede quedar-murmuro Violeta con enojo y crueldad. En el tono de su voz pude notar la derrota con suma facilidad.-, pero quiero que se cansen a la primera hora de la mañana. Lo más posible y no quiero ninguna escusa. La cena servirá a la hora indicada y los espero ahí.

Abrí los ojos con sorpresa y nerviosismo.

Dicho eso se marcho de la habitación, pero antes de marcharse me lanzo una mirada de odio.

La puerta resonó luego que Violeta la cerrara de manera violenta.

Jonathan  me miro por un segundo y se acercó a mi lado, para luego abrazarme en sus brazos delgaduchos.

-Todo saldrá bien Amelia- me prometió el.

La sensación volvió a recorre por todo mi cuerpo y recobro mas fuerzas.

Sin poder aguantar la sensación, me aparte de mi amigo bruscamente y me dirigí al baño de mi habitación. Rápidamente abrí la tapa del inodoro y vomite lo que tenía en mi estomago. Luego de expulsar todo lo que había sido comestible me senté en el suelo y comencé a respirar con anormalidad.

-Eso es repulsivo-me aseguro Jonathan con una sonrisa cómica en los labios.

-No tienes idea- le asegure y me sentí un poco mejor. Aunque todavía sentía la viscosidad sobre mi rostro.-Jonathan, me permite darme un baño. Necesito tranquilizarme para pensar lo que voy hacer mañana.

-Claro-declaro este.

Después que Jonathan se marchara tome un baño prolongado. El agua caliente tranquilazo y suavizó mi piel. Cuando salí del bañera me enrolle una toalla alrededor de mi cuerpo y fui a la habitación. Me vestí con las primera piezas de ropa que vi y no me fije la combinación que entre si cada pieza de ropa.

Después que me vestí  me acosté en mi cama ya que no tenia las fuerzas suficiente para soportar un mareo a causa de los nervios. Luego de mirar el techo de mi habitación quise hablar con alguien, pero ¿Con quien podría hablar?

Calcule la hora del otro lado del mundo antes de tomar mi celular.

Tome mi celular de la mesita de noche.

 Marque el número de Carolyn  con los dedos temblorosos y débiles. Luego de marcar el ultimo numero me acerque el auricular a la oreja y espero que el celular sonara.

Sonó cuatro veces y luego una voz ronca me saludo.

-Hola-dijo Kyo.

Mi estomago se ajito con nerviosismo.

-Hola –lo salude con una tranquilidad forzada.

-¿Julieta?-pregunto este con incredulidad.

-La misma de siempre- le asegure y solté una risita nerviosa.

-¿Como estas?-me pregunto con curiosidad.

-Estoy bien-le mentí ya que no estaba totalmente bien.

-Oh-murmuro Kyo.

-¿Donde está Carolyn?-pregunte al recordar que tenía que hablar con mi mejor amiga.-tengo que hablar de algo muy importante con ella.

-Ella está en el trabajo-me respondió en chico.- si quieres le aviso que la llamaste.-me prometió Kyo con sinceridad.

-Gracia-agradecí.

-¿Que es lo importante?-me pregunto con curiosidad.

-Nada que te importe- le dije con seriedad y frialdad.

-Aja-murmuro Kyo.

-¿Como están las cosas por allá?-pregunte.

-Todo está muy bien aunque las cosas están muy extraña desde que te fuiste-murmuro pensativo Kyo.

-¿Por qué?-pregunte.

-Tu querido amigo Paris no se cansa de hostigar a Carolyn y Chalayra- me respondió.-aparece todos los día por casa de Cary y Chary  y siempre preguntando por ti. Ya Paris me tiene cansado, hace unas semanas Paris se volvió loco y apareció borracho en casa de Carolyn. El idiota comenzó a decir miles de barbaridades y palabrotas de las cuales nunca llegue a escuchar ni pensar. Estuvo a punto de sacarlo a patada  pero Carolyn me lo prohibió ya que Paris no estaba en un buen estado para caminar ni pensar.

No dije nada y el continuo.

‘‘Ese hombre está loco y Paris te está buscando por mar y tierra-me comento este.- él me dijo que eras lo más valioso que tenia y que no te iba a perder.

-Por favor, no le diga que hable contigo-le implore.

-No le diré nada-me prometió el novio de mi amiga.

-¿Como esta Raúl? -pregunte.

-Fenomenal y comprometido- comento Kyo y soltó una risita.

-Oh-murmure y me sentí feliz por mi mejor amigo.

-Adiós- me despedí con arrogancia y colgué antes que me dijera otra cosa más.

Volví a marca, pero esta vez fue en número del celular de chalayra. Me acerque el teléfono, sonó tres veces y mi amiga respondió con su tono amistoso.

-Hola-

-Hola chalayra- la salude y mi voz sonó quejumbrosa.

 - ¿Como estas Julieta? -me pregunto chalayra.

-No tienes idea- le asegure y solté una risita triste.

-¿Estás bien?-me pregunto mi amiga.

- Si y no- dije.

-No comprendo…-comenzó.

-Estoy embarazada-murmure rápidamente.

-¿QUE?-grito ella

Mi amiga no dijo nada solo se quedo callada por varios segundo.

Solté un suspiro y chalayra recobro el conocimiento.

-¿Quien es el padre?-pregunto sin comprender la parte más importante de mi historia.

-Paris- me limite a decir.

-¡Oh por dios!-exclamo chalayra.

- Si, lo sé-dije con el mismo tono de asombro.

Nunca me había imaginado ser la madre de uno de los hijos de Paris. Ni si quiera me imagine ser madre de una criatura frágil.

-¿Ya Paris lo sabe?-pregunto mi amiga con preocupación.

-no y jamás lo sabrá-le asegure.

-¿Por qué?-pregunte.

-No quiero hacerle daño a Paris y tampoco quiero que sienta la obligación de tener que ser padre ni nada por el estilo-.

 Le explique a chalayra.

-Julieta tienes miedo de lastimar a Paris y que este te lastime a ti. Tienes miedo de entregarte al amor y por eso te escapas como ratón escurridizo. Paris te ama y tú lo amas a él- me aseguro mi amiga.-. Solo que no te has dado cuenta y Dios te ha mandado una criatura que tenga su sangre y una parte de él.

Suspire.

-París tiene derecho de saber que esta embarazada- me dijo Chalayra con tono autoritario.

-Pero…-comencé y esta me detuvo en seco.

-¿Que le tienes miedo?-me pregunto Chary enojada.

-No quiero que Paris este a mi lado- respondí.

-¿Por qué?-

-Yo no lo amo y jamás lo amare-respondí y me dolió en pecho por el temblor quejumbroso que hubo en mi corazón.

Suspiro y me quede callada.

-Julieta- me llamo Chary.

-Si-

-Te engañas a ti misma y si no le dice la verdad a Paris no sabrás como reaccionara este-. Murmuro chalayra con seriedad- además Paris tiene todo el derecho de saberlo ya que es el padre de tu bebe…

-No le diré nada- afirme.

-Eres terca- me dijo mi amiga- no será fácil ocultar la verdad de todos…

-Tengo un plan B- le afirme.

-¿Cual es?-pregunto con seriedad y curiosidad a la vez.

-Me casare con Jonathan y este reconocerá a mi bebe como si fuera suyo-. Explique.

-Tu plan es una locura- me replico la joven.

-Si-admití.

-Ya saben que conmigo cuentas para todo-.me aseguro mi amiga

-Lo sé-suspire y escuche que alguien tocaba la puerta.

-¿Qué pasa?- me pregunto Chalayra.

-Dame un segundo- le dije a ella.

Tape el auricular.

-¿Quién es?-pregunte.

-Soy yo Jonathan-me respondió.

-Pasa-le dije y retire la mano del auricular.

-Chalayra te llamo luego-le dije a mi amiga.

-Ummmmmm…está bien-me afirmo esta.-, hablamos luego.

-Adiós-me despedí de ella.

-Adiós y cuídate- me dijo ella y colgué.

Jonathan entro a la habitación con una caja en la mano.

Este me echo un vistazo y sonrió.

-Estas más tranquilas- no era una pregunta si no una afirmación y asentí.

Jonathan cerró la puerta y se acercó a mi lado.

-¿Que tiene la caja?-pregunte al ver que sostenía una caja pequeña.

 -Es una sortija de matrimonio-respondió y se sentó a mi lado.

-¿Donde la sacaste?-pregunte con nerviosismo.

-Es la sortija que mi padre le dio a mi madre-. Me explico

No puedo aceptarla-murmure con tristeza- esa sortija no me pertenece.

Jonathan negó con la cabeza.

-Esa sortija te pertenece, por que serás mi esposa y esa la mejor manera para ocultar mi homosexualidad. Mis padre me rechazarían si supieran lo que soy, así que tanto como tú me necesitas yo te necesito. –Dijo con vergüenza Jonathan.- mi padre se decepcionara si no la usas- murmuro y una sonrisa triste apareció en su rostro.

-¿Se lo dijiste a tu padre?-pregunte con voz ronca.

-Si-respondió

-¡Oh por Dios!-exclame.

Jonathan soltó una risita por mi reacción.

-No te rías – le musite ofendida.

-¡Hay Amelia!-exclamo.

Sus ojos me traspasaron por un segundo y comprendí que estaba nervioso.

Mi padre quiere entregarte en el altar-me conto y continuo- y mis dos mejores amigos pueden ser mis padrinos de honor-me explico.

-Ummmmmm…-murmure sin conseguir decir al menos una palabra.

-Como es tradicional te lo quiero pedir…-continuo ignorando mi expresión de sorpresa.

- Jonathan no creo que no es una excelente idea, tú eres  homosexual y tu vida no debe ser tan horrible por mi culpa. Tú no quieres casarte conmigo…- dije, pero él me interrumpió.

-Amelia quiero ayudarte y quiero ser el padre de tu hijo- me aseguro.-, como se ve ser tradicional  voy a pedírtelo.

Me tomo de la mano izquierda y me miro a los ojos.

-¿Amelia quieres casarte conmigo?-me pregunto.

Observe sus ojos  por un lapso de tiempo indefinido.

 Yo no me quería casar, pero que otra salida tenia. Era casarme con mi amigo o decir la verdad. La cruel verdad que yo estaba embarazada de Paris y no Jonathan. Mi vida era una locura sin amor y con dolor, porque no arriesgarse a la mentira y dejar la verdad a un lado.

Jonathan era un buen chico y prácticamente él no me podría hacer daño. No me podría hacer un daño peor del cual ya me han hecho. Yo sabía que con Jonathan todo saldría mejor.

Debía aceptar ya que mi hijo tendría un apellido, un padre y una familia buena, humilde y respetable.

-Si-dije con una voz tranquila y deje atrás la preocupación.

Jonathan abrió la caja y con un simple chasquido dejo que me embelesara con asombro al ver la sortija de compromiso.

Era lo más hermoso que había visto en mi vida. La sortija era un aro de plata con un diamante brillante y con un corte perfecto. Mil colores deslumbraba sobre aquel diamante que parecía haber robado aquellos colores del al arco iris. En ese segundo quise tener aquella joya en mi dedo y mostrarla al mundo entero.

Por primera vez desee haber hecho las cosas como Dios manda, enamorarme de Paris, casarme con Paris luego de haber terminado los estudio y tener una familia adorable, pero no. todo lo que había hecho era más que locuras irremediables y difícil de olvidar. Aunque hubiera hecho tales cosas, estas me condujeron a tener dentro de mí un ser hermoso y bello que anhela tener en mis brazos.

Jonathan me soltó la mano izquierda, saco el anillo de la caja y luego dejo la caja sobre la cama. Nuevamente con delicadeza me tomo la mano izquierda. Sin esperar otro latido mío introdujo aquella hermosa joya en mi dedo índice.

-Te queda a la perfección-comento Jonathan.

-Es hermoso-susurre luego de que Jonathan me besara la mano con gesto caballeroso.-, gracias Jonathan-. Agradecí y volví a observar el diamante con asombro y lujuria.

-Mañana te esperare en el altar- me dijo Jonathan.

-Recuerda que yo seré la de blanco- le dije con una sonrisa en el rostro y ocultando cualquier emoción negativa en los ojos.

Ambos nos quedamos viendo aquella joya en mi dedo y supimos que todo sería distinto. Ya no volveríamos a mirar atrás y que una vida estaba creciendo dentro de mí con cada latido de mi corazón.

Aquella tarde fue extraña y diferente. Violeta no dejo de maldecir, murmura por lo bajo  y de lanzarme miradas de odio. En cambio todos los que estaban a mí alrededor ya se habían enterrado de mi situación y tomaron la notica de lo mejor. Me sorprendió la alegría y el entusiasmo que todos me expresaron y me dejaron ver esa tarde. Incluso las gemelas se encargaron de preparar la fiesta y de ser mis damas de honor.

Esa misma noche llame a Carolyn, le explique de mi situación sin ocultar ningún detalle mínimo y para mi decepción esta reacciono igual que Chalayra. Después de escuchar los concejos y opiniones de Carolyn me fui a dormir esperando recupera fuerza para el día que me esperaba.

Al siguiente día, creí que todo seria lúcido, pero en cambio todo fue inconcebible. Violeta me despertó temprano cuando apenas la luna se despedía de nosotros y aun así no me sorprendió verla tan enojada y furiosa.

-Despierta-me grito Violeta y me saco de la cama.

 Sin demora me hizo tomar un baño del cual no fue agradable por el agua helada, me vistió con unas prendas que no pude distinguir, Violeta me arreglo en cabello hasta dejarlo de una forma extraña y más aun me maquillo.

Después que termino de arreglarme, no comprendía su afán por dejarme tan representable.

¿Violeta porque haces esto?-pregunte cuando esta me rociaba perfume en el cuello.

Me lanzo una mirada extraña ya que no era de enojo o de consuelo solo era frustración.

 -Hago esto por mi hijo-me respondió.

Me quede cayada a la espera de una explicación más profunda y esta supo que yo esperaba más que una respuesta simple.

-Jonathan es lo más valioso que he tenido-arque una ceja- mis hijas son una parte importante para mí, pero Jonathan es mi primer hijo. Cuando eres madre siempre tienes debilidad por uno de tus hijos y mi debilidad es Jonathan. Siempre he sido más flexible con él y siempre he querido darle lo que nunca tuve-. Me explico y continuo- hay en ocasiones que temo que mi hijo tome una decisión precipitada y errónea que lo haga arrepentirse de por vida. Aunque ya lo has notado mi hijo es muy terco y cuando le entra algo en la cabeza es difícil de hacerlo cambiar de parecer, pero si mi hijo te quiere a ti por que ir me contra él.

“te aceptar en mi familia por el bien de todos, aceptare a tu hijo como mi nieto y hare lo posible por hacer que todo resulte ya que no quiero perder a mi hijo.”

Quise decir algo, pero de mis labios no salió ni la mínima silaba.

-No tienes que decir nada, solo no le hagas daño a mi hijo-. Me advirtió mi futura suegra.

Asentí ya que no podía hablar.

-¡Ya termine!-exclamo y sonrió con satisfacción- ya puedes mirarte en un espejo. Te dejare un momento asolas.

-Gracias-agradecí- gracias por todo.

-No me decepciones-solo se limito a decir y se fue de la habitación. Después que cerró la puerta me dirigí al baño con tranquilidad y al mismo tiempo con nerviosismo.

Cuando me mire al espejo no pude evitar taparme la boca con las manos por el asombro e impacto. Mi cabello rizado esta recogido gracias a la ayuda de una tiara y unos pinches azules; mi rostro denotaba belleza pura además de preocupación, asombro y valentía, pero lo que mas que me impacto fue el vestido blanco y el velo en mi cabello  del cual era sostenido por una tiara de plata.

El vestido era estilo español con un toque rustico y simétrico del cual me dejaba el pecho y espalda descubierto y con una cola pequeña de lentejuelas. Aquel vestido era hermoso y luminoso como la sortija que brillaba en mi mano izquierda.

Lo sentimiento fueron fuerte, pero esta vez no llore ya que era una decisión del cual yo no me podía arrepentir. El destino me puso a Jonathan en el camino para que me casara con y fuera una esposa y madre responsable.

No supe por que pero necesitaba a un amigo, un amigo que me entendiera y me consolara sin importar cual fuese la situación. Un amigo que me quisiera y me aconsejara por el bien mío. Yo no quería tener a Raúl, Kyo, Ricardo y ni siquiera a Romeo a mi nado. Yo quería tener la compañía de una persona mas especia e importante para mi, un amigo que pudiera apoyarme en esta situación. Yo necesitaba a Paris, lo nesesitaba mas de lo que una flor necesitaba los rayos del sol o la lluvia en el verano.

Aunque por primera vez me sentí desgraciada ya que no tenia  Paris a mi lado. En el pasado visualice a París como mi gran amigo y el hombre que una vez quise amar con pasión, pero hoy llegue a sentir que Paris era mas que un amigo.

-Paris-pensé con dolor.

Sin saber en lo que hacia tome mi teléfono y marque el numero telefónico de Paris.

Necesitaba escuchar su voz, su aliento y su alegría para si sentirme mejor.

-¿Escuchar su voz no haría daño alguno?-pensé en mi mente.

 Sonó tres veces y espere hasta que alguien contestara el teléfono.

-Hola-saludo una femenina que reconosi rápidamente.

-Hola-salude sin poder evitar el nerviosismo.

-Julieta-saludo rápidamente Isabella.

-Si-admití y sentí la alegría ya que volvía a escuchar su voz.

-¿Como estas?-pregunto con nerviosismo-¿piensas volver?

-estoy bien y no pienso volver-asegure y sentí como el enojo salía de mis labios.

-¿Porque llamas?-pregunto Isabella con el mismo tono nervioso.

-¿Quería saber como estaba Paris? –le respondí y al mismo tiempo le hize una pregunta.

-Mi primo esta superando la depresión que le has causado-me respondió y pude captar el enojo y el resentimiento en su voz.- Julieta sabes una cosa cuando supe que te ibas creí entender que todo volvería a la normalidad, pero no todo a sido un caos. Gracias a ti mi primo esta usando drogas y pasa la mayor parte del tiempo borracho. Sabes que es lo más horrible que te sigue a mando y buscando, todavía no ha perdido las esperanzas de encontrarte.

Me quede cayada y ella continuo.

“Mi primo a tirado su vida por la ventana por ti y aun así tienes el descaro de llamar cuando me prometiste que no te acercarías a nosotros. Han sido los peores meses de nuestras vidas y tengo miedo que mi primo cometa una locura, así que es mejor que no llames y no vengas a buscarnos ya que todo se va a remendar.

Una piedra cayo en mi estomago y perdí el habla. Respire varias veces antes de continuar en la conversación.

-Tienes razón, no debí llamar. Llame por que sentí la necesidad de escuchar la voz de tu primo-. Mi voz sonaba apagada y triste.-Quería saber si todo esta bien, pero veo que mi llamada lo complicaría todo y lo lamento mucho Isabella. No volverá a suceder, lo prometo.- prometí y colgué antes que esta dijera otra cosa.

-Mi maldita culpa- maldije y sentí un resentimiento en mi corazón.

Las lágrimas comenzaron inundar mis ojos y comencé a respirar por la boca, para si controlar el sentimiento de resentimiento y culpa.

-¿como podía haber sido tan tarada? ¿Qué hubiera pasado si Paris hubiera tomado el teléfono? ¿Qué le hubiera dicho?

“Ah…que tal Paris. Sabes una cosa estoy embarazada de ti, pero no tienes de que preocuparte ya que me voy a casar con hombre agradable, pero no te enoje ya que no habrá noche de boda. Ya que el homosexual, sus ojos esta fijos en los hombres y yo no soy nada apetecible.”

Suspire y borre todos esos pensamientos de la mente.

Espere varios latidos de mi pobre y alocado corazón a la espera de que alguien apareciera en mi búsqueda.

-¿Ya estas lista?-me pregunto Mateo detrás de la puerta.

-Si-respondí conteniendo el llanto y el dolor.

Abrí la puerta con una sonrisa celestial y con ironía.

Salí de mi habitación y me encontré con mi futuro suegro.

Mateo me observo por un lapso de segundo y me sonrió del mismo modo que solía hacer mi padre cuando estaba orgullo.

-Esta hermosa- me dijo y me sonrió para darme valor.

Me sonroje sin poder evitarlo.

-Gracias- agradecí por su comentario-, será mejor que vayamos a la iglesia.

-Tienes mucha razón- coincidió. 

Mateo me abrazo con ternura y sin yo poder contenerme le devolví el abrazo con el mismo cariño.

Mateo me soltó y me volvió a sonreír.

-ya eres parte de mi familia-.me dijo Mateo.

-Es bueno saberlo- dije siguiéndole la corriente y le sonreí con hipocresía.

Después de ir al vestíbulo nos encontramos con la mayoría de los huéspedes.

-Hola chicos-los saludes con entusiasmo y todos los presentes comenzaron a elogiarme.

 Aparente ser la novia perfecta. La novia que suele estar feliz en el día que se va a casar con el amor de su vida. Abrase a muchas personas, sonreí aparentando ser feliz y reí ocultando el enojo la tristeza y la desgracia que me abalanzaba sobre mi.  Hubo un momento en tuve sobre mi una lluvia de flash y luces  plateadas.

Después del jaleo y mis risas forzadas, Mateo, las gemelas, Leónidas y Edwin(los dos amigos de Jonathan) y yo nos fuimos a la iglesia.

La ceremonia no fue tan horrible como pensé, ni siquiera fue tan horripilante y deprimente que mi fiesta de graduación. Solo vasto con las palabras de un padre, un acepto de Jonathan y mío y un beso sencillo para ser marido y mujer. Después de la ceremonia católica volvimos a la pensión.

 La fiesta fue tranquila y humilde gracias a los  gusto de las gemelas. Jonathan y yo reímos, bailamos y celebramos como los esposos entusiasmados y felices. Todos los presentes se mostraron tan contentos y felices que ni siquiera notaron las risas forzadas de Violeta.  En un momento dado mi mente vago a los recuerdos del pasado y recordé el día de mi graduación. Recordé todos los sentimientos extraños que sentí aquel día extrovertido y llegue a comprender que la fiesta de mi boda resultaba menos espeluznante y deprimente. Ya que no tenia la preocupación de ser decepcionada, a plantada y lastimada por Romeo y tampoco me encontraría con un chico encantador como Paris.

El tiempo paso como el huracán sin compasión y sin ternuras y la noche nos abrazó con su velo negro. Jonathan y yo aparentamos ser los esposos enamorados y deseoso por compartir un poco de intimida, así que nos fuimos antes de la media noche a nuestra nueva habitación. Para mi gran sorpresa mi nueva suegra hizo las gestiones para  tenernos preparados una de las habitación maritales, para si disfrutar de nuestra noche de bodas. Aunque Jonathan y yo sabíamos que nada iba a pasar entre nosotros más que un sueño prologando y tranquilo.

Después que me bañe, me cepille el cabello y los dientes con dureza, me fui a acostarme en mi nueva cama donde mi esposo me esperaba. Me acosté en silencio y no dije nada mientras me acomodaba a su lado. La negrura de la noche nos abrazó y a ninguno de los dos nos molesto ya que era menos bochornoso e incomodo.

Mas aun cuando yo contenía las lagrimas y los sollozos lastimeros.

-Amelia-me llamo rompiendo el silencio mortal que nos acompañaba.

-¿Que ocurre?-pregunte e intente sonar indiferente y tranquila.

-¿Estas bien?- me pregunto preocupado por mi silencio y mi estado extraño.

-Si- respondi aunque no sabia si era cierta o falsa esa respuesta ya que yo no sabia como me sentía. Mis emociones estaban descontroladas.

-Prometo que todo saldrá bien-m e prometió con sinceridad.

Trague hondo y asentí en la oscuridad.

-Gracias por casarte conmigo y prometo que todo saldrá bien-. Prometi y en mi voz no hubo una nota positiva ni buena si no el pesimismo y la poca esperanza.

Mi esposo al notar mi poca confianza me abrazo y me consolo con ternura y cariño. Jonathan comenzó a caturearme una canción que yo desconsia. Yo deje de pensar y me entregue rápidamente a las densas aguas de la alucinación.

El reloj nunca se detuvo jamás, pero sus manesillas pasaron rápidamente sin detener para tomar un descanso. El otoño paso con sus lluvias heladas y con sus brisas juguetonas y animadas dándole paso al invierno helado y cruel que no dejo mas que tormento y nieve interminable.

Aunque el invierno fue agotador con ansias espere la llegada de la primavera que todavía no llegaba a mi hogar.

Yo era una mujer de seis meses de embarazo, casada con un hombre amable, cariñoso y homosexual, tenia una familia fabulosa y grandiosa.

Ya la juieta que un vez fui desaparecia con el invierno, ya yo no era la mujer delgada con curvas esbeltas y deseadas. Yo era la mujer de pies inchados, con un sobrepeso notable y con una evidente pansa. Había en ocaciones que no podía caminar por el peso de esta y se me cortaba el aire cuando caminaba mucho.

Aunque mi embarazo parecia normal para los ojos de todos no era asi. Yo tenia demasiadas complicaciones ya que mi cuerpo no venia a la medida de un embrazo como este, mi doctor me recomendó reposo y una estricta dieta del cual todos a mi alrededor me asian cumplir. Jonathan , mateo y mas aun Violeta se mostraban preocupados por que yo tenia la posibilidad de perder el bebe.

Lo ma sorprendente que había ocurrido despues de la boda fue el cambio radical de violeta hasia mi, ella me ayudaba cuando no podía hacer las cosas que solia hacer antes, me complacía en mis antojos y me ayudaba acomprar las cosas del bebe.

A pesar de todo no me conformaba con todo lo que ocurria a mi alrededor ya que me hacia falta Paris. Varias veces hable con mis amigas y estas no sabían de su paradero desde haces meses, pero me conforme de que todas las personas que yo quería con el corazón estuvieran bien. Mis amigas me mantuvieron altanto de lo que ocurria por el otro lado del mundo y al igual yo las mantenía altanto de la vida que tenia ahora.

Chalayra me conto con lujo y detalle de la bella boda de Raul y Sandy y Kyo me relato sin desventura la genial y costosa boda de Romeo y Rosalinda. Para mi gran sorpresa me alegre por todos los acosentimiento que habiam ocurrido en mi asusencia.carolyn seguia estudiando ciencias forences, chalayra se había transferido al extranjero a estudiar medicina en general, mi gran amigo Ricardo estaba terminando sus cursos avanzados de ingeniero en el extranjero, Kyo estaba haciendo lo posible para ser feliz a mi mejor amiga y mis padre estaban muy felices ajenos de mi vida en Europa.

No obstante mis padre aun no sabia que estaba embarazada y casada, para su entender yo estaba estudiando en el extranjero lo cual era sierto. A pesar que estuviera embarzada seguia estudiando con esmero y orgullo.

Había en ocaciones que mi mente vaga y viajaba a la lejanas densas de las tristesa y volvia a encontrar la única imagen de Paris. Caundo pensaba en el me sentia desdichada, miserable, melancolica, terible y había veces que que me deprimía. Mi suegra pensó que esos estados de animo se debía a mi criatura, pero yo sabia que mi dolor se debía a la ausencia de Paris. Paris el hombre que tuve amis pies y por mi poca falta de afecto lo perdi. Hubo un momento que acepte que yo si realmente lo amba.

Si, amaba a Paris mas que mi propia vida, pero nada tenia importancia debía aconstubrarme a mi estilo de vida. Lo deseaba y lo añoraba con dulcura. Desde su cabello castallo, sus ragos fusicos que lo hacían perfecto, hermoso, bello y apetitoso. Yo amaba a Paris tanto como yo quería a mi pequeña criatura.

Todo lo que hacia tenia que ser por el bien de mi bebe, tenia que sacrificarme y mas un dar mi vida para que nada malo le pasara. Tenia que dejar todo aun lado y luchar por nosotros dos.

-¿Que nombre le pondrás al bebe?-me pregunto Genesis una tarde de Marzo.

Toda la familia y los huéspedes estabamos cenado en el salón y como siempre yo era el tema principal.

-Tienes que nombrarlo con un nombre fuerte y honrablea-me aconsejo Mateo.

-O nombrarla con un nombre lindo y desnte- corrijio Violeta sus esposo.

Sin importar el tiempo que tenia de embarazo yo no quize saber el sexo del bebe, pero mis suegro convetian y discutían respecto a esto.

-Yo pensaba nombrar al bebe si era varon William Paris- dije y vi la esprecion hurrana de mi suegra.-, pero si era una nina me gustaría llamarla Elena Victoria.

Mi comentario fue aceptado por mi suegro ya que cambiaron sus espreciones huranas y divertidas.

-¿Porque vas a llamar al bebe William Paris?-pregunto Jonathan con curiosidad y mi corazón salto con un leve jaleo.

-quiciera llamar ami hijo con esos dos nombre porque ese nombre es de mi escritor favorito que se llama William Shakpear  y Paris por un viejo amigo que no tengo a mi lado-respondi y mis ojos se quedaron fijos al candeladro del comedor.

-¿porque Elena?-pregunto Genesis.

Aparte mis ojos del candeladro y puse toda mi atencio en la conversación que teníamos en la mesa.

-Elena es un nombre bonito y ella es parte la histora mitoliga y mas aun con...-dije y me interumpieron.

-La guerra de troya-me interumpio Barbara.

-Si recuero bien ella estaba enamorada de Paris de troya-murmuro pensativo Mateo.

-Si-respondi.

-¿Por que Victoria?-pregunto Violeta con curiosida.

-Asi se llama su madre y quize llamarla Victoria por que usted amaba mucho a su madre- respondi con sinceridad.

Pude ver varias lagrimas salir de los ojos de Violeta y quize llorar ya que era un sentimiento bueno y adorable.

Sin embargo rápidamente sentí un golpesido en mi costado.

-Hay-gemi y todos los presente me observaron alarmado.

-¿Que ocurre?-preguntaron Mateo, Jonathan y Violeta a la vez.

-La criatura me pateo-respondi y me acarisi la parte golpeada.-, no es nada-. Dije para tranquilizar a todos los presentes.

Mi esposo suspiro y mi suegra me lanzo una mirada preocupada.

Estoy bien- dije con la frente frucida.

-Os no preocupaise ya que mi nieto será un gran futbolista-comento y luego bibio un sorbo de vino.

Todos los presentes soltaron una carcajad al ver la esprecion inritada de  Vctoria.

-Al menos la bebe tendrá el nombre de mi madre-comento Violeta.-esto hay que brindarlo- dijo esta y also la copa llena de vino. Todos los presentes ecepto yo alsaron sus copas de vino, pero eso no evito que yo alsara una un baso lleno de jugo de fresa.-. Que Dios bendiga a Elena Victoria…

-O que Dios bendiga aWilliam Paris del cual cuyo nombre están honorable como el príncipe de Troya- interrumpió Mateo a su esposa y pude ver la vena del cuello sobresaltarse de la rabia. Rápidamente todos brindamos y seguimos comiendo del festin.

Al llegar la tarde mis esposo y yo decidimos dar un paseo matutino ya que una mujer como yo debía hacer un poco de ejercicio.

En la plena ocurrida de la noche y en plena nevada  jonathan y yo caminábamos por las bellas calles de Barcelona las cuales siempre estaban llenas de paz y lujuria. Yo caminaba lentamente mientras que jonahtna me sostenía la mano derecha y me seguia el paso como si el tuviera que soportar todo mi peso.

-¿Amelia eres feliz?- me pregunto mi esposo con naturalidad.

-Si- admití, pero yo no era feliz del todo.- y ¿tu eres feliz a mi lado?- le pregunte sin temor alguno.

-Claro-respondio este.

Gracias-volvi agradecerle y sentí una leve patada en el esotmago.- ¡hay!- exclame.

-¿Que ocurre?-pregunto alarmado Jonathan.

El bebe o la bebe me acaba de golpear el rinon- le dije y me detuve a tomar aire ya que me dolia el costado.

-Ah- susurro jonathan y suspiro con despreocupación.

Jonthann se agacho hasta quedar a la altura de mi barriga  y susurro con voz infantil:

-Yo se que no es tu intensión patear a Mami, pero procura usar esa fuerza para notar goles cuando este en un partido de futbol -. El bebe o la bebe reaciono a sus juguetonas palabras y me volvió a golpear en el mismo lado.

-Jonathan, tu no me estas ayudando-dije y volvi a respirar sofocadamente.

-Es mejor que volvamos a casa ya que no puedes ni siquiera respirar- . me aconsejo Jonathan cuando se enderezo, volvió a tomarme la mano y comenzamos a caminar de vuelta a la pension.

Cuando estuve finalmente en la pension, jonathan me acompano hasta nuestra habitación y me ayudo a banarme ya que yo no podía agáchame ni podía limpiarme otras areas de mi cuerpo. Despues que jonathan me ayudara a vestirme, mi esposo me llevo a la cama donde me acosto y me arropo con ternura para luego leerme un cuento para dormir. Jonathan decía que la lectura podía fomentar el crecimiento intelectual del bebe mientras que este o esta estaba en la barriga. Como siempre me quede dormida antes de que jonathan terminara de leerme el cuento.

Por primera vez en meses volvi a tener una pesadilla espelunante.

En esta pesadilla no era como las anteriores, en esta pesadilla  yo apareco en una habitación de muros de mármol y acostada en una mesa de piedra. Incluso en la pesadilla yo estaba embarazada y gritaba por el dolor que corria por todo mi cuerpo, sentía mis piernas temblorosas y mi piel sudorosa y vicosa.

Sentía como el aire y la vida se me escapba con cada grito y mientras yo me retorcía en la mesa de piedra, los vi junto a mi: Sebastián, Jonathan, Kyo, Raul, Ricardo, mi padre, Romeo y todos los hombres que tuve en mi camino, ecepto Paris que no tenia presencia en mi pesadilla. Todos esos hombres se mantenía de pie frente a mi sonriente y mormurando unas palabras que yo desconosia ya que parecia de una lengua muerta y estrana.

Volvi a gritar con dolor y lo vi por primera vez .

Paris

Sentí como mi corazón saltaba y se retorcía de alegría al verlo. Paris seguia siendo guapo y hermoso. El era el hijo de los seres mitologico Adonis y Afrodita

Sus ojos eran verdes esmeralda y brillaban con alegría y exitacion, su cabello cabello castaño seguia siendo largo y lacio, su cabello seguia teniendo un tono dorado como si brillara sin ninguna ayuda del astro rey. Su musculatura volvió a sorprenderme de una forma espectacular y además de su cuerpo capte que tenía una sonrisa tranquila y divertida del cual no me agrado. 

-Ayudame- suplique y rápidamente volvi a gritar de una forma desgaradora.

Paris no dijo nada y se acerco a mi lado.

-Por favor ayúdame-suplique entre dientes.

¿Porque quieres que te ayude si tu no me amas?-me pregunto Paris.

-Yo te amo-grite con dolor y enojo.-y estoy embarazada de ti.

Ya lo sabia- comento y su sonrisa se hizo mas evidente.-, pero yo no te amo…

Mi corazón se detuvo y sufrió repentinamente, los dolores corporales no se comparaba con los dolores en mi corazón.

Le lanze una mirada de auxilio a Paris , pero este me ignoro.

-Tu presencia no es muy grata en este mundo y no es nada divertido no tener a quien sacrificar-. París dijo con un tono divertido y jugueton. –ademas ese hijo es tuyo como mío y yo no quiero que nazca.

-París…-intente hablar y comencé a temblar quejumbrosamente.

Mis ojos parecían desorbitados, pero pude ver que Romeo se acercaba a Paris y le entregaba una daga a puntiaguda. El encuentro de ambos hombres fue amistoso y sereno, como si los dos hombres que una vez tuve a mi lado fueran amigos del alma. Paris sostenía la daga con orgullo y serenidad.

-Alejate de mi- le oredene e intente levantarme de la mesa de piedra pero no sirvió de nada. Todos los presentes excepto Romeo, Paris y yo murmuraban con armonía y alegría aquellas palabras desconosida y muertas. Nuevamente intente en vano ponerme de pie, pero sentí un crujido en mi espalda y en mi pelvis y volvi a gritar con dolor.

-Te prometo que no te va a doler nada despues que pase la tempestad- me prometió Romeo y volvió al lugar que había ocupado hace unos segundos.

Mi cuerpo estaba muy devil para luchar o apartarme de Paris, ni si quiera luche cuando sentí que me desgarba la ropa y me dejaba desnuda ante todos esos hombres. Las contracciones era dolorosas y mortales, apenas podía respirar y varias veces comencé abomitar sangre. Quería salir de esa esena, pero como. A pesar del dolor yo no quería empujar, pero el dolor era enloquecedor  asi que cuando Paris me ordeno que empujara empuje sin pensarlo dos veces y me arrepentí de haberle hecho caso cuando escuche el llanto del ser mas hermoso de mi mundo. Mi bebe.

 -Un varon- grito Paris con entusiamo.

-Dame a mi bebe- le grite a parís.

Mi bebe lloraba, pero auqellanto parecia el canto de las aves.

París me hizo caso a medias me acerco a la criatura aun sosteniendo la daga en la mano izquierda.

 Mi vista se nublaba, pero pude ver que era un varon. Tenia un cabello castano y rizado, tenia  el rostro delgado, también tenia una nariz pequeña,rápidamente pude ver lo delicado,calido y sensible que resulataba por su delgades. Aunque William Paris estaba cubierto de mi sangre y de un tejido gritezco resultaba hermoso y perfecto. Sentí las ansias de sentir su piel sobre la mía, escucahar el latido de su corazón o su pequeña respiración era un sueno echo la realidad.

-dame a mi bebe-volvi a ordenar con dolor, pero París no me hizo caso. Mis ojos se agudizaron y observaron con melancolía lo que hacia Paris, este tomo a nuestra criautua y lo sostuvo en el aire con la mano derecha .mientra que en la mano izquierda sostenía la daga a filada y con una voz potente y sensual dijo:

-Oh Lilith te entrego a mi progenitor como ofrenda de mi gran devocio a ti y te entrego a la mujer que una vez ame con el corazón y el alma-dicho eso bajo con delicadeza hasta tenerlo a la altura de sus ojos y le dio el beso de judas.

-NOOOO-grite con dolor.

Sin espera nada mas tomo la daga y se clavo en el pecho a William. Mi pateador de futbol comenzó a llorar por el dolor y súbitamente murió antes de que yo me hubiera desangrao por completo. Su padre tiro al suelo la daga y con la mano libre se las ingenio para sacarle el corazón a mi bebe. En el momento que ocurria esto comenze a gritar y hacer el máximo esfuerzo por ponerme de pie e intentar llegar a donde estaba Paris y matarlo con mis propias manos.

Todo el esfuerzo fue en vano ya que no pude moverme.

Luego que Paris le arancara el corazón a mi bebe lo arrojo al suelo como si en ese cuerpo nunca hubiera habitado un ser vivo y hermoso. Despues Paris sostuvo el corazón a la altura de todo los presentes.

-Oh salve la gran Lilith – todos gritaton en un coro melodioso.

-Mi bebe…-comencé a decir ya que no sabia que otra palabra articular.

Todos los presentes se olvidaron de mi presencia y volviero a labar a la madre de los demonios.

Por mi rostro comenzaron a correr lagrimas armagas y sentí como el aliento se me escapaba. Escuche como mi corazón dejaba de latir ya que todo lo bueno que ame ya no existía como devio existir.

-Amelia despierta- me ordeno y una voz lejana que me saco de aquel lugar horripilante.- ¿porque gritas?-me pregunto mi esposo.

Escuche el grito que salia de mis labios y corria por mis cuerdas vocales. Repentinamente me calle y me quede quie

Abri los ojos y la luz de la habitación me dejo siega por un momento, pero luego sentí un repentino dolor pulsante en mi admen. Poco a poco recuper la visión y encontré a Jonathan mi lado.

Gemi, pero el dolor fue tan fuerte que solte un alarido.

-Amelia-me llamo Jonathan.

-Necesito ir al bano-le dije a mi esposo y este me ovedecion. Se puso de pies y se dirigió a mi lado para ayudarme a incorporarme pero Jonathan se detuvo en seco cuando me vio fijamente.

-¿Que?-pregunte sin fijarme en sus ojos, me sentí terrible y un sudor viscoso comenzaba a correr por mi rostro.

-¿Que mierda pasa?-escuche que preguntaba Jonathan, pero su voz sonaba lejana. Yo me sentía lejana, pero aun asi hize el intento de prestarle atencio,pero el dolor era terrible.

-Me duele mucho-explique entre dientes.

-Es mejor que vallamos al hospital de inmediato- me ordeno sin esperar una protesta mia. Jonathon se las areglo rapidamnete para cargarme como si yo fuera una bebe. Sentí otro choque de dolor y contuve el grito. El sudor era detestable en mi piel, mas aun el frio que me congelaba los huesos y repentinos temblores que recoria por mi cuerpo no eran buena senal.  

-¿Que ocurre Jonathan?- pregunte y cerre los ojos ya que la luz me molestaba.

Escuche como jonathna se las ingeniaba para abrir la puerta y salir por esta. Los paso de jonathan resonaba por todo el pasillo

-Tienes una hemorragia y estas votando mucha sangre- me respondió y repentinamente abri los ojos.recorri rápidamente con mis ojos todo mi cuerpo mientras mi esposo me cargaba, vi toda la sangre que me cubria las pierna y manchaba mi camisón.

Sin contenerme comencé a temblar de una manera espelunante, sentí nauseas y un dolor horrible en todo mi cuerpo. Me costaba trabajo dejar de temblar y mantenerme quieta. Mi cuerpo estaba en un caos total, pero en mi mente no había cordura y serenidad.

El dolor volvió y contuve el grito.

-Amelia-me llamo jonthan con voz preocupada.

No dije nada, cerre los ojos, contuve cada grito de dolor y me quede quieta respirando como debía hacer en semejante situación. No quería descontrolarme, solo quería matenerme serena y con fe de que todo iba a salir bien despues de todo. aunque yo soportara el tormento jonthan no dejaba de hablar.

-¿Te duele algo?-me pregunto.

asenti con la cabeza y deje de escuchar a Jonthan ya que no me ayudaba a concentrarme. Yo debía mantenerme positiva, para que mi bebe se mostrar igual que yo.

Apenas abri los ojos cuando salimos de la pension, tampoco los abri cuando mi esposo me subió al automóvil, pero si abri los ojos cuando jonthan y yo entramos a la sala de emergencia. Jonathan me carga como si yo fuera un bebe, rápidamente se acerco a la primera enfermera que vio.

-Enfermera ayúdeme mi esposa tiene una hemoragia y tiene contraciones de parto- le explico con un gran tono de suplica.

No supe lo que dijo la enfermera ya que en ese instante tuve una contracion fuerte y lanze un grito que me desgarro en alma. Súbitamente me pusiera en una camilla y me llevaron al quirofano.

Las luz de quirófano me dejo muy ciega, pero hize el gran esfuerzo de mantener los ojos abiertos.

Mis ojos estaba de un lado a otro, no sabia que pasaba.habian doctores y enfermeros por todos lados, apenas los escuchaba y les prestaba atención ya mi única preocupación era mi hijo.

Una enfermera de cabello castano y ojos verdes me tomo el brazo derecho y dijo con voz serena:

-Todo saldrá bien- me tranquilizo y sin decirme nada introdujo una aguja en una de mis venas. Pude ver como la morfina entraba por mis venas e invadían cada parte de mi cuerpo y con este liquido el dolor se alejaba de mi ser. Aun asi sentí una sensacion estrana en mi cuerpo y por primera vez desde que llegue a quirófano sentí la necesidad de hablar.

-Salve a mi bebe- le suplique a la enfermera.

-Hacemos lo que podemos- susurro ella y me puso una mascarilla de oxigeno.

-SALVE A MI BEBE-le grite con dolor, pero no un dolor físico si no por el dolor incompresible que surjia en mi pecho.

Las lagrimas corian por mis mejillas y la respiración se me dificulataba con cada grito de agonia que yo lanzaba. Aun en mi estado no sabia que ocurria, la enfermera seguia a mi lado consolándome y diciéndome que todo hiba a salir bien y que no tenia que preocuparme.

Claro que tenia que preocuparme era la vida de mi bebe, el bebe que tiene la parte de Paris y otra parte mia. El bebe que yo anhelaba tener en mis brazos y darle todo mi cariño y protección. A pesar que en mi vida había cometido muchas locuras no me arrepentía de haber amado a Romeo ya que él me impulso a conocer a Paris y este me otorgo una pequeña parte de su ser. Todo lo que hice me llevo a tener un bebe de Paris.

París me había dado el regalo más hermoso de mi vida, un hijo y yo como madre debía mantenerlo con vida cueste lo que cueste.

-Ella está perdiendo mucha sangre-escuhe que decía una doctora.

-Salven a mi bebe-volvi a decir.

Nadie me escucho.

-Salve a mi bebe y déjeme morir- suplique con lagrimas en los ojos.

 -Tranquilízate- dijo la enfermera y sin contenerme la mire con odio.

-¡No!-exclame repentinamente.

-Cálmese señora- me susurro la enfermera.

-¿Que esta pasando?-pregunte.

-El doctor esta haciendo una cirujia-me respondió.

-¿Porque?-pregunte,pero esta me ignoro.

La enfermera de cabello castano no dejaba de susurarme cosas al oído, pero el trabajo era en vano ya que yo no le prestaba atención ya que mi verdadeo esfuerzo era mi bebe.

-¿Qué pasa con mi bebe?-pregunte y sin poder contenerlo sinti como algo surjia de mi ser y salía rápidamente de mi boca y por mi nariz.

Repentinamente el rostro de la enfermera se volvió una mascara de horror. Yo tenia el rostro cubierto de sangre y no podía ver lo que pasaba, apenas sabia que estaba ocurriendo. No sabia que que estaba pasando con mi adorable bebe. 

Algo estaba ocurriendo con mi bebe y conmigo, algo que los doctores y enfermera no se habían percatado era que uno de los dos hibamos a morir.

 Teniendo en cuenta que las deciones que había tomado en mi vida me habían llevado a tener un hijo de Paris y que tenia que sacrificarme por este era una buena forma de morir.Morir por mi hijo seria el acto mas hermoso del mundo y era la mejor forma de terminar mi vida.lo único que lamentaría es que mi hijo no sabria la clase de madre que tuvo y mas aun no sabra la historia que nunca sea había escrito.

Volvi a escuchar diferentes tintineo y ruidos estranos a mi alrededor y no supe lo que estaba ocurriendo entre los doctores y enfermera. Intente distinguir el vocabulario de los doctores y enfermeras pero fue envano.

Súbitamente me sentí mareada y sin evitarlo los ojos se me cerraron. Me sentí devil y peor aun no sabia que estaba pasando, pero solo se que despues que mi ojos ceraron escuche alaridos,tinteneos y por un segundo quize escuchar el llanto del ser mas hermoso de mi mundo, pero este no se hizo escuchar.cuando mas aun me alejaba de la vida una corriente de electricidad me devolvía a esta y con ello se detenia el fstidioso ruidito.











CONTINUARA........................